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A pocos minutos de Barranquilla, la Ciénaga de Mallorquín se presenta como un refugio natural de inmenso valor ecológico y cultural. Este humedal, el último de la ciudad, no solo alberga una biodiversidad excepcional, sino que también ha sido testigo de la transformación de las comunidades que dependen de él. Hoy, es posible explorarlo de manera accesible y auténtica a través de Ecoturismo Mallorquín, el primer operador turístico local gestionado por habitantes del territorio, quienes han convertido la conservación en una experiencia enriquecedora para visitantes y comunidad por igual.
“Nuestra inspiración nace del amor profundo por la Ciénaga de Mallorquín y del compromiso de quienes siempre hemos habitado este territorio para devolverle su valor ecológico y cultural. Durante décadas, la Ciénaga sufrió la contaminación de los arroyos urbanos de Barranquilla, la deforestación descontrolada por empresas privadas y la ausencia de acciones concretas para su protección. Como consecuencia, muchas familias que dependían de la pesca artesanal tuvieron que abandonar sus oficios tradicionales, perdiendo su conexión con este ecosistema único de la ciudad”, contó Bryan Palacin, representante del emprendimiento Ecoturismo Mallorquín.
Ante esta situación, la comunidad no se quedó de brazos cruzados. Hace poco más de una década, junto con entidades como la Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico y la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, comenzó un proceso de recuperación. Se canalizaron arroyos, se impulsaron programas de reforestación con instituciones educativas y se promovieron iniciativas de conservación. Fruto de este esfuerzo, a principios de 2020, antes de la pandemia, nació Ecoturismo Mallorquín, el primer operador turístico local liderado por de la comunidad, con una visión clara: convertir la conservación en una fuente de bienestar para su gente.
“Organizamos las asociaciones de pescadores activas y comenzamos a ofrecer recorridos en lancha que brindaban una perspectiva privilegiada de Mallorquín. Integramos a viveristas dedicados a la siembra de manglares, productores locales y artesanos, diseñando experiencias auténticas que conectan a los visitantes con nuestra cultura y biodiversidad”, contó.
Ecoturismo Mallorquín se concibió como una empresa local que no solo protegiera el ecosistema, sino que también demostrara cómo el turismo regenerativo puede ser un motor de desarrollo para las comunidades. El primer año fue desafiante, realizando recorridos pequeños sin ganancias significativas, pero tenían la certeza de estar construyendo algo valioso. Con el tiempo, y gracias al respaldo de entidades como ProColombia y el Clúster de Turismo, lograron posicionar la Ciénaga de Mallorquín como un destino clave para el turismo ecológico en Barranquilla y el Atlántico.
“Es lindo ver como hemos crecido. Por ejemplo, veinte familias locales participan activamente en nuestra iniciativa y, junto a nuestros visitantes, hemos sembrado más de 10.000 plántulas de manglar, restaurando el hábitat natural. Hemos demostrado que el turismo regenerativo no solo protege el medio ambiente, sino que también impulsa la economía local de manera sostenible. Hoy día atendemos visitantes nacionales, extranjeros, empresas, familias y seguimos expandiendo en nuestra misión de convertir la Ciénaga de Mallorquín en un ejemplo de conservación y desarrollo sostenible y liderado por su propia gente”, puntualizó.
El modelo de turismo regenerativo implementado en la Ciénaga de Mallorquín se basa en tres pilares: respeto por el medio ambiente, empoderamiento de las comunidades locales y participación transformadora del viajero. Esta última se materializa a través de la siembra de manglares, una iniciativa en la que cada visitante adopta un árbol y contribuye a la restauración del ecosistema. Según Palacin, dado que los manglares pueden absorber hasta cinco veces más dióxido de carbono que los bosques ecotropicales, su recuperación resulta fundamental en la lucha contra el cambio climático. Más que una experiencia turística, esta propuesta busca fortalecer el vínculo entre el visitante, la comunidad y la naturaleza, garantizando un impacto positivo que trascienda en el tiempo.
¿Qué ofrece este emprendimiento?
“Nuestro portafolio actualmente incluye nueve experiencias oficiales que integran ecoturismo, cultura y aventura. Entre ellas, destaca el recorrido por el Sendero de Manglar, una inmersión guiada en el Ecoparque Ciénaga de Mallorquín, donde los visitantes atraviesan un bosque de manglar conservado. A lo largo del trayecto, se presentan plántulas en su etapa inicial, permitiendo a los participantes apreciar su evolución hasta la edad adulta y comprender su papel en el ecosistema. Además, Mallorquín alberga cuatro de las cinco especies de manglar presentes en Colombia, lo que convierte esta experiencia en una oportunidad única para conocer y valorar la riqueza natural de la región”, aseguró.
Más que un recorrido paisajístico, esta experiencia ofrece un acercamiento profundo a la biodiversidad de la Ciénaga de Mallorquín. Durante la travesía, los visitantes reciben explicaciones detalladas sobre las plantas ornamentales, la avifauna y la transformación del ecosistema a lo largo del tiempo.
“Conocer cómo los esfuerzos de conservación han permitido recuperar este entorno fortalece la conexión con la naturaleza y refuerza el compromiso ambiental. Lo más valioso de esta actividad es la participación activa de los asistentes, quienes no solo aprenden, sino que también contribuyen a la protección del ecosistema al adoptar y plantar un manglar. Es un gesto significativo, pues cada visitante le asigna un nombre, dejando así una parte de sí mismo en el lugar y contribuyendo a la regeneración del planeta”, afirmó Palacín.
Otra de las experiencias destacadas es la Aventura de Manglar, un recorrido más extenso con una duración aproximada de cuatro horas que ofrece una visión integral del proyecto. Esta actividad se compone de dos etapas: en la primera, los visitantes recorren el Ecoparque, la zona intervenida por la Alcaldía; en la segunda, se adentran en un entorno más tradicional, donde pueden conectar directamente con las comunidades locales. Tras explorar el parque, la ruta continúa hacia el vivero comunitario, donde se facilita la interacción con los habitantes de la zona. La experiencia finaliza con un recorrido panorámico en lancha que permite descubrir rincones ocultos de Mallorquín y apreciar paisajes de gran belleza natural.
En esta misma línea de interacción con la comunidad, la experiencia “Ser Pescador por un Día” invita a los visitantes a sumergirse en la tradición viva de la Ciénaga de Mallorquín. A través de esta actividad, los participantes comparten tiempo con pescadores locales, quienes les enseñan técnicas de pesca artesanal transmitidas de generación en generación, brindándoles la oportunidad de experimentar la vida cotidiana de quienes han mantenido una relación ancestral con el agua y sus recursos.
“Los pescadores, guardianes del conocimiento local, comparten sus saberes mientras introducen a los visitantes en prácticas sostenibles que han garantizado la supervivencia tanto de la comunidad como del ecosistema a lo largo del tiempo”, dijo.
Además de las experiencias terrestres, se ofrecen recorridos acuáticos que permiten apreciar la Ciénaga de Mallorquín desde una perspectiva diferente. A través de la experiencia en kayak, los visitantes pueden observar la biodiversidad del entorno y disfrutar de los paisajes acuáticos, logrando una conexión más íntima con este ecosistema. Esta modalidad facilita el avistamiento de aves desde ángulos privilegiados que no pueden obtenerse en los recorridos por tierra.
“Como complemento, se ha diseñado la experiencia Aventura Mallorquín, un recorrido de siete horas que abarca la Ciénaga de Mallorquín y la única playa de Barranquilla, Puerto Mocho. Uno de sus mayores atractivos es la confluencia del río Magdalena y el mar Caribe, un fenómeno natural emblemático de la región. Puerto Mocho, además de su importancia geográfica, ofrece un espectáculo único donde estos cuerpos de agua se encuentran. A lo largo de la travesía, los visitantes pueden descubrir lo que se conoce como “los tres tesoros escondidos de Barranquilla”: la ciénaga, el río y el mar, paisajes que forman parte del patrimonio natural de la ciudad y que muchos aún desconocen”, afirmó el representante.
Para Palacín, la Ciénaga de Mallorquín es un destino imperdible, ya que representa el último gran humedal de Barranquilla, un tesoro ecológico que permanece relativamente inexplorado. Este santuario natural fusiona de manera excepcional biodiversidad y cultura local, ofreciendo una perspectiva única de la ciudad.
En este entorno privilegiado, los visitantes pueden recorrer extensos bosques de manglar, hábitat de una asombrosa diversidad de especies. Aves migratorias y locales, cangrejos, mapaches y nutrias conviven en equilibrio, reflejando el éxito de los esfuerzos de conservación. Además, se está desarrollando un criadero de babillas para fortalecer aún más la biodiversidad del área, reafirmando el compromiso con la regeneración del ecosistema.
“La transformación de este ecosistema es asombrosa y compartir su regeneración es una experiencia gratificante. Más allá del impacto ambiental, cada visita apoya a más de veinte familias locales, entre pescadores y artesanos, promoviendo empleo sostenible. Descubrir la Ciénaga de Mallorquín es explorar una Barranquilla donde naturaleza, cultura y turismo regenerativo se unen, dejando un impacto duradero tanto en los visitantes como en la comunidad”, finalizó.
¿Cómo llegar al lugar?
El Ecoparque Ciénaga de Mallorquín es un lugar natural ubicado en el extremo norte de Barranquilla, entre el sector Las Flores y el barrio La Playa, a solo cinco minutos del casco urbano. Para llegar, existen varias opciones de transporte según su punto de partida:
Desde el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz
- La opción más cómoda es contratar un transporte privado, ya sea directamente al Ecoparque o a su alojamiento en la ciudad.
- También puede tomar un taxi o un servicio de transporte por aplicación, con un trayecto aproximado de 40 minutos.
Desde el centro de Barranquilla o la Terminal de Transporte
- En vehículo particular, se recomienda tomar la Vía 40 o la Vía Circunvalar en dirección al barrio Las Flores. Desde la rotonda del sector, siga las indicaciones hacia el Ecoparque, que se encuentra a pocos metros.
En transporte público
- Existen rutas de buses urbanos que conectan con los barrios La Playa y Las Flores, ambos ubicados a los lados de la ciénaga. Cualquier ruta con destino a estos barrios le permitirá acercarse al Ecoparque.
“Para una experiencia sin preocupaciones, nosotros ofrecemos un servicio de transporte privado desde hoteles, aeropuertos y puntos estratégicos de la ciudad. Además, como parte activa del Cluster de Turismo de Barranquilla, se han establecido alianzas con hoteles y otros actores del sector para garantizar un servicio integral y de calidad”, dijo Palacín.
Si el emprendimiento fuera un animal o un clima...
“Si hubiera que representar este emprendimiento con un animal, el cangrejo azul sería la elección ideal. Esta especie simboliza la resiliencia y el equilibrio en los ecosistemas de manglar, reflejando la capacidad de adaptación y evolución de Ecoturismo Mallorquín. Así como el cangrejo azul prospera en entornos cambiantes, este proyecto ha transformado un área degradada en un santuario de biodiversidad. Su brillante tonalidad azul contrasta con el verde de los manglares y el marrón de los sedimentos, destacando como un símbolo de esperanza en el paisaje urbano de Barranquilla”, dijo el representante.
Agrega que más allá de su apariencia, el cangrejo azul desempeña un papel esencial en la regeneración del ecosistema, reciclando nutrientes y manteniendo el equilibrio natural, un principio que guía este modelo de turismo regenerativo. Al igual que este crustáceo conecta el agua dulce, el agua salada y la tierra, Ecoturismo Mallorquín integra ecología y desarrollo económico, tradición y sostenibilidad, comunidad local y visitantes globales, demostrando que la conservación y el bienestar pueden ir de la mano.
Si el emprendimiento fuera una sabor o un color...
“Si hubiera que elegir un sabor y un color que representen Ecoturismo Mallorquín, serían el coco con sal marina y el verde manglar. La combinación del dulzor del coco con el toque salino del mar refleja la esencia costera de la región y la dualidad de su ecosistema, donde el agua dulce del río Magdalena se encuentra con el mar Caribe en un entorno de manglar único. Por su parte, el verde manglar simboliza la vitalidad y la regeneración constante de este ecosistema. No es cualquier verde, sino el matiz que adquieren las hojas de manglar bajo la luz tropical, representando resiliencia, esperanza y sostenibilidad. Tanto en sabor como en color, estos elementos encapsulan la identidad de un proyecto que busca restaurar y preservar uno de los últimos humedales de Barranquilla”, puntualizó.
Un dato curioso de la región
“La Ciénaga de Mallorquín, el último humedal sobreviviente de Barranquilla, encierra una historia geológica y ecológica de gran valor. Antes de 1935, formaba parte de un sistema interconectado de lagunas costeras que regulaban el equilibrio entre aguas dulces y saladas, creando un hábitat único. Sin embargo, la construcción del dique destinada a facilitar el comercio fluvial, alteró drásticamente la dinámica natural, provocando la progresiva desaparición de varias ciénagas como La Playa, San Nicolás y Los Manatíes. Hoy, la Ciénaga de Mallorquín es el último vestigio de ese ecosistema original, un testimonio vivo de la geografía barranquillera antes de su transformación industrial.
Más allá de su importancia ambiental, la ciénaga ha sido un punto de inflexión para las comunidades locales. Hoy, gracias a los esfuerzos de restauración y el turismo regenerativo, han encontrado en el ecoturismo una alternativa económica digna y sostenible. La siembra de manglares, más que una actividad simbólica, es una acción concreta de recuperación que fortalece la biodiversidad y la resiliencia del ecosistema”, contó Palacín.
Datos de o
- Teléfono de o: 3042499937
- Correo: [email protected]
- Facebook: ecoturismo mallorquín
- Instagram: @ecoturismomallorquin
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