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¿Quiere conocer Santander? Estos son cinco lugares para empezar

Santander le ofrece una variedad de aventuras que vale la pena visitar. Estas son algunas recomendaciones.

25 de abril de 2025 - 10:00 p. m.
En Barichara (Santander), la calma y el silencio se conjugan con la belleza arquitectónica.
En Barichara (Santander), la calma y el silencio se conjugan con la belleza arquitectónica.
Foto: Getty Images/iStockphoto - Getty Images
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Si quiere descubrir un lugar de Colombia donde la aventura se mezcla con la historia y los paisajes lo dejan sin aliento, Santander es la elección perfecta. Aquí puede lanzarse al vacío en parapente, recorrer pueblos coloniales de calles empedradas, explorar cañones inmensos y dejarse sorprender por la fuerza de la naturaleza.

Este departamento tiene algo para cada viajero: adrenalina para los amantes de los deportes extremos, tranquilidad para quienes buscan desconexión y cultura para quienes disfrutan conocer el pasado a través de la arquitectura y las tradiciones. Todo en un mismo lugar.

1. Cañón del Chicamocha

El Cañón del Chicamocha, en pleno corazón de Santander, es una de esas maravillas naturales que quitan el aliento. Tallado hace unos 46 millones de años por la fuerza del río Chicamocha, este coloso geológico se extiende por más de 108.000 hectáreas, lo que lo convierte en uno de los cañones más grandes del planeta. Su imponente paisaje no solo atrae a viajeros de todo el mundo, sino que también lo llevó a ser preseleccionado en 2009 como una de las “Nuevas 7 Maravillas Naturales”, logrando quedar entre los 77 lugares más asombrosos del mundo.

Desde diciembre de 2006, el Parque Nacional del Chicamocha ofrece a los visitantes diversas atracciones para disfrutar de este espectacular paisaje y experimentar la adrenalina en plena naturaleza. Entre estas actividades destacan los cablevuelos, que permiten irar el cañón desde las alturas en recorridos de diferentes longitudes y niveles de emoción; vuelos en parapente a 1.554 metros de altura; canotaje en los rápidos del río Chicamocha; recorridos en buggies por una pista de un kilómetro para los amantes de la velocidad; y un teleférico que atraviesa el cañón de un extremo a otro, brindando una vista panorámica incomparable.

2. Guane

Guane es un encantador corregimiento ubicado a solo 9 kilómetros de Barichara, en Santander, que guarda siglos de historia entre sus calles empedradas. En tiempos precolombinos se conocía como Móncora, y más tarde fue elegido por los españoles como centro para reunir y evangelizar a los indígenas guanes que habitaban la región. Hoy, es un lugar que mezcla historia ancestral, arquitectura colonial y una tranquilidad que enamora a quien lo visita.

Este histórico asentamiento se puede visitar a través del famoso Camino Real de Colonización, un sendero pavimentado de 9 km que conecta Barichara con Guane y se puede recorrer en aproximadamente dos horas. El paisaje durante el trayecto es típicamente santandereano, ofreciendo vistas impresionantes de la hoya del río Suárez, la cordillera de los Yariguíes, y poblaciones como Galán y La Fuente. El pueblo en sí constituye un museo viviente con aproximadamente cien edificaciones sencillas de una sola planta que rodean un templo colonial de estilo románico.

La joya cultural del lugar es sin duda su Museo Paleontológico y Arqueológico, construido en honor al sacerdote e historiador Isaías Ardila Díaz. La sección paleontológica alberga una impresionante colección de más de 10.000 fósiles marinos con una antigüedad superior a 60 millones de años, incluyendo erizos de mar, turritelas, amonitas, peces fosilizados y xilópalos (troncos fosilizados) de hasta 1.20 metros de longitud. La sección arqueológica exhibe 215 piezas de cerámica que incluyen diversos artefactos de la cultura guane, junto con elementos de la era colonial como un sepulcro de 1658 y un antiguo molino de caña.

3. Barichara

Barichara, ubicada a solo tres horas de Bucaramanga en el departamento de Santander, Colombia, es un municipio cuya belleza arquitectónica y rica historia le han valido ser declarado Monumento Nacional en 1978 y formar parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia. Conocido popularmente como “el pueblo más lindo de Colombia”, este destino parece detenido en el tiempo con sus calles empedradas y casas de tapia pisada que evocan la época colonial española.

Los visitantes pueden explorar lugares emblemáticos como la Catedral de la Inmaculada Concepción, la casa natal del expresidente Aquileo Parra, la Casa de la Cultura Emilio Pradilla González (que alberga un museo con colección de fósiles, fotografías históricas e implementos coloniales), las capillas de San Antonio y Santa Bárbara, y el impresionante Puente Grande, una construcción colonial similar al Puente de Boyacá.

Si es amante de la naturaleza y las vistas panorámicas, este lugar le ofrece varios sitios para disfrutar. El municipio cuenta con varios miradores estratégicos, incluyendo uno con una extensión de 600 metros ubicado entre los parques Jorge Delgado Sierra y Rafael Ortiz Prada, desde donde se puede contemplar la majestuosa hoya del Río Suárez y el gran cordón de Lloriquíes. No muy lejos de Barichara se encuentran las impresionantes Cascadas de Juan Curí, con 250 metros de altura distribuidos en varios niveles que descienden por una montaña cubierta de frondosos bosques, donde los visitantes pueden caminar hasta los pozos naturales para nadar o, para los más aventureros, practicar rapel en las cataratas, combinando así la serenidad histórica del pueblo con la emoción de la naturaleza circundante.

4. Hacienda El Roble

La Hacienda El Roble, ubicada en la Mesa de los Santos, Santander, Colombia, a aproximadamente 1.500 metros sobre el nivel del mar y a solo 45 minutos (23 km) de Piedecuesta, representa uno de los más destacados exponentes de la caficultura colombiana a nivel mundial. Este extraordinario lugar se ha consolidado como un destino ineludible para los amantes de esta aromática bebida. La hacienda se distingue por su producción de café orgánico de alta calidad certificada, contando con 286 hectáreas cultivadas bajo la sombra de 48 variedades de árboles, lo que ha permitido crear un ecosistema único donde habitan 123 especies de aves diferentes, convirtiendo este lugar no solo en un centro de producción cafetera sino también en un santuario de biodiversidad visitado por expertos de todo el mundo.

Los visitantes pueden disfrutar de múltiples experiencias en este fascinante lugar. Una de ellas es el “Senderismo mágico bajo bosque”, un recorrido guiado de una a dos horas que revela cómo el cultivo del café puede ser una forma de cuidar el medio ambiente. También está el “CAFFETOUR”, que incluye una visita al Coffee Garden, hogar de 72 variedades exóticas de café, un recorrido por la planta de beneficio donde se observa todo el proceso del grano, una cata profesional y la visita a la histórica casona principal.

Para quienes buscan algo más dinámico, el “COFFEE SAFARI” ofrece un recorrido sobre ruedas que permite el avistamiento de aves en su hábitat natural mientras se aprende sobre el mundo del café. Como complemento, se puede disfrutar de una catación especializada en la que variedades como Geisha, Typica y Caturra conquistan hasta los paladares más exigentes.

5. San Gil

San Gil, ubicado estratégicamente entre Bucaramanga y Bogotá, es el principal centro urbano del sur de Santander y fue declarado en 2004 como la Capital Turística del departamento. Su auge como destino se debe a su apuesta por el turismo de naturaleza y aventura, con actividades que combinan tierra, agua y aire. Gracias a su geografía privilegiada y al espíritu emprendedor de sus habitantes, se ha convertido en el lugar ideal para practicar deportes extremos como rafting, parapente, espeleología, torrentismo, ciclismo de montaña y más, posicionándose como pionero en estas experiencias en Colombia desde 1996.

Además de su faceta aventurera, San Gil conserva un valioso patrimonio histórico y natural. Su centro histórico, con calles empedradas del siglo XVII, está a orillas del río Fonce y ha sido declarado Monumento Nacional. Espacios como el Parque El Gallineral —con su emblemática vegetación y senderos—, el Pozo Azul, el Parque La Libertad y el Parque Ecológico Ragonessi ofrecen alternativas para el descanso, la contemplación y la conexión con la naturaleza, aunque algunos de ellos han sufrido el abandono de las autoridades locales.

Una de las experiencias más destacadas es el descenso por el río Fonce, donde los visitantes pueden disfrutar del rafting, el hidrospeed y otras modalidades en recorridos que atraviesan paisajes llenos de vegetación y adrenalina. Estas actividades son ofrecidas por operadores certificados, con guías profesionales y equipos seguros, desde puntos como el Malecón y municipios vecinos como Curití, Páramo o Pinchote.

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