
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A solo 50 km de Bogotá, el Parque Nacional Natural Chingaza es un refugio de biodiversidad y cultura ancestral. Sus páramos, cubiertos de frailejones, son el hogar del esquivo oso de anteojos, mientras que sus lagunas sagradas, como Siecha y Chingaza, fueron escenarios de rituales muiscas. En los últimos años, el parque se ha convertido en un destino cada vez más popular para el ecoturismo, gracias a la combinación de su valor histórico, su importancia en la conservación y la majestuosidad de sus paisajes. Además, su sistema hídrico es vital para el abastecimiento de agua de millones de personas en la capital.
Con más de 76,600 hectáreas, Chingaza protege importantes cuencas hidrográficas, como las del río Negro y el río Guatavita, y resguarda especies endémicas de flora y fauna. Sus lagunas no solo representan un símbolo natural, sino también cultural: en ellas se realizaban ofrendas en honor a la vida y la fertilidad. Según Colparques, en estos cuerpos de agua tuvo lugar la ceremonia de la Leyenda de El Dorado, lo que refuerza el valor histórico y místico del parque.
Hoy, Chingaza se ha consolidado como un destino de ecoturismo, atrayendo a visitantes interesados en la naturaleza y la historia precolombina. Sus senderos atraviesan paisajes de frailejones, orquídeas y aves, con recorridos que permiten adentrarse en el páramo y conocer la mitología muisca. Aunque el trayecto puede ser exigente debido a la altitud (más de 3,200 metros sobre el nivel del mar), la recompensa es la posibilidad de contemplar la inmensa Laguna de Chingaza y, con suerte, avistar al enigmático oso de anteojos en su hábitat natural.
¿Qué debe tener en cuenta para visitar el Parque Nacional Natural Chingaza?
Aunque Chingaza podría considerarse pequeña en comparación con otras áreas protegidas nacionales, su ubicación estratégica en el centro de Colombia le confiere una importancia extraordinaria. Su contribución más destacada es la regulación del recurso hídrico, proporcionando aproximadamente el 90% del agua que consume Bogotá y varios municipios aledaños. Además, el parque ofrece diversos servicios ecosistémicos, incluyendo oportunidades para la recreación y el desarrollo de un turismo verdaderamente sostenible.
“El excelente estado de conservación que mantiene el parque se debe principalmente a dos factores complementarios: la efectiva gestión realizada por el equipo del área protegida a lo largo del tiempo y el invaluable compromiso de las comunidades locales en las zonas colindantes. Estas comunidades campesinas han tomado la decisión de dedicar las partes altas de sus predios a la conservación durante muchos años, transformándose en aliados estratégicos fundamentales para la protección de este valioso ecosistema”, cuenta Óscar Raigoso, Guardaparques del Parque Nacional Natural Chingaza y quien ha trabajado durante varios años en la línea de investigación y monitoreo.
Para los guardaparques y es de Chingaza, el ecoturismo representa mucho más que una actividad económica; constituye una herramienta educativa esencial que permite a visitantes y comunidades conocer, comprender y valorar profundamente este entorno natural. Esta aproximación al turismo busca generar conciencia sobre la importancia de la conservación mientras se disfruta responsablemente de la naturaleza.
Uno de los principales esfuerzos de conservación en Chingaza se centra en el oso andino (Tremarctos ornatus), una especie clave para el equilibrio ecológico del ecosistema. Este mamífero, el único representante vivo de la subfamilia Tremarctinae, desempeña un papel fundamental en la dispersión de semillas y el mantenimiento del bosque andino. Su presencia en el parque resalta la importancia de proteger su hábitat, que se extiende a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Bolivia
“Como especie sombrilla, el oso andino requiere extensos territorios con mínima intervención humana para sobrevivir, lo que convierte su conservación en una estrategia eficiente para proteger ecosistemas completos. Las investigaciones demuestran que al proteger al oso andino, se conserva simultáneamente entre el 60% y 65% de las especies amenazadas (aves, mamíferos, reptiles y anfibios) que habitan por encima de los 500 metros de elevación en los Andes, maximizando así los esfuerzos de conservación regional”, dice Robert Márquez, gerente de la Alianza para la Conservación del Oso Andino.
Además de su valor ecológico, el oso andino se ha convertido en un símbolo del ecoturismo en Chingaza, atrayendo a visitantes interesados en la vida silvestre y la conservación. Aunque su carácter esquivo hace que los encuentros no sean garantizados, la posibilidad de observar sus huellas, rastros de alimentación o incluso un breve avistamiento en su hábitat natural convierte la visita en una experiencia enriquecedora.
Márquez resalta que la importancia del oso andino trasciende la biodiversidad, pues los ecosistemas que habita proporcionan servicios ambientales críticos para las poblaciones humanas. Estos hábitats andinos regulan el ciclo hidrológico que garantiza el abastecimiento de agua para millones de personas, capturan carbono atmosférico contribuyendo a mitigar el cambio climático, y mantienen servicios ecosistémicos esenciales como la polinización que sustenta la producción agrícola en las regiones circundantes.
Pero ojo, el experto señala que se trata de una especie que debe ser observada con precaución y respeto en su hábitat natural. Para garantizar una experiencia segura y contribuir a su conservación, se recomienda seguir estas pautas:
- Mantener la distancia adecuada: En áreas protegidas como el Parque Nacional Natural Chingaza, se establece una separación mínima de 20 metros entre observadores y osos. Esta distancia reduce el estrés del animal y previene encuentros riesgosos.
- No restringir sus movimientos: Nunca darle la espalda al oso, evitar bloquear su camino y asegurarse de que tenga rutas de escape claras.
- Evitar interacciones directas: No tocar, alimentar ni acercarse imprudentemente para tomar fotografías o selfies. Estos actos pueden alterar su comportamiento natural y provocar respuestas defensivas, especialmente si el oso está herido o acompañado de crías.
El ecoturismo responsable se ha convertido en una herramienta fundamental para la sensibilización y conservación dentro del parque. Como explica Raigoso, facilitar el controlado a estas áreas protegidas genera importantes vínculos de confianza con los visitantes, quienes al experimentar directamente estos ecosistemas se transforman en potenciales embajadores de su conservación.
“Cada persona que visita el parque y comprende su valor ecológico se convierte en un multiplicador de conciencia ambiental, compartiendo sus experiencias y difundiendo la importancia de estos espacios naturales en un efecto cascada que contribuye significativamente a los esfuerzos de protección”, puntualizó el Guardaparques.
En este contexto, la planificación de la visita es clave para garantizar un impacto positivo en el ecosistema. Raigoso, explica que para acceder al parque y disfrutar de su riqueza natural, incluyendo la posibilidad de avistar al emblemático oso andino, es imprescindible seguir un protocolo específico:
- Reserva previa: Obligatoria y puede realizarse a través de: El sitio web oficial de Parques Nacionales de Colombia, la corporación de ecoturismo Corpochingaza y operadores turísticos autorizados.
- Documentación y pagos: Presentar la consignación impresa del pago de los derechos de ingreso y contar con una póliza de accidentes y riesgos.
- Acompañamiento obligatorio: Todos los recorridos deben realizarse con un guía autorizado por el PNN.
El parque cuenta con una red de senderos con distintos niveles de dificultad, diseñados para que los visitantes puedan recorrer y apreciar su riqueza natural de manera segura. Según Parques Nacionales Naturales de Colombia y el cuerpo de guardaparques, el está restringido exclusivamente a senderos habilitados. Explorar otras zonas no está permitido, ya que esto podría generar encuentros no controlados con la fauna, aumentar el riesgo de accidentes o causar daños a la flora del lugar. Estos son los senderos permitidos:
- Laguna de Chingaza
- Lagunas de Siecha
- Cuchillas de Siecha
- Lagunas de Buitrago
- Laguna Seca
- Suasie y Suasie Corto
- Plantas del Camino
Además, Chingaza es el primer parque nacional de Colombia en contar con infraestructura adaptada para visitantes con discapacidad. Desde 2016, en colaboración con la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca y Corpochingaza, se han implementado iniciativas para facilitar el a personas con discapacidad visual y auditiva. Destaca el Sendero Los Sentidos Babilonia, diseñado especialmente para visitantes con discapacidad auditiva.
Para estancias prolongadas, el parque dispone de diversas opciones de hospedaje istradas por la Corporación de ecoturismo comunitario Corpochingaza. En el centro istrativo Monterredondo se encuentra un albergue que ofrece habitaciones con acomodación múltiple, desde camas dobles hasta camas sencillas. Para los amantes de la naturaleza en su estado más puro, existen zonas de camping equipadas con facilidades como parqueadero, energía eléctrica y servicios sanitarios con agua potable y caliente. Adicionalmente, el parque cuenta con servicios de alimentación en su restaurante, donde se ofrecen los alimentos necesarios para las actividades programadas durante la visita.
Recomendaciones antes de ir a Chingaza
Según Andrés Melchor, guía local y miembro de la Alianza para la Conservación del Oso Andino, el Parque Nacional Natural Chingaza ofrece una experiencia única en ecosistemas de páramo, pero requiere una preparación adecuada para garantizar tanto su conservación como la seguridad de los visitantes.
Tenga en cuenta:
- El parque no cuenta con señal de telefonía celular ni internet en la mayoría de sus zonas verdes, por lo que es fundamental planificar con antelación todos los aspectos del recorrido.
- Solo se permite el ingreso en vehículos particulares, ya que no hay servicio de transporte público hasta los puntos de entrada autorizados.
- Desde abril de 2020, está prohibido el ingreso de plásticos desechables como bolsas, cubiertos y botellas (excepto implementos médicos) para minimizar la huella ecológica del turismo.
“El clima del páramo es altamente variable e impredecible, con cambios bruscos a lo largo del día. Durante una misma jornada, los visitantes pueden experimentar desde sol intenso y vientos fuertes hasta lluvias heladas e incluso nevadas ocasionales. Debido a estas condiciones extremas, es fundamental contar con una adecuada planificación y el equipo necesario para garantizar una experiencia segura y responsable en Chingaza”, dijo Melchor.
- Sistema de tres capas: Primera capa: Ropa transpirable que facilite la expulsión del sudor. Segunda capa: Prenda térmica para mantener el calor corporal. Tercera capa: Chaqueta impermeable y cortavientos para protegerse del frío y la lluvia.
- Evitar el uso de jeans: En caso de lluvia, pueden aumentar hasta tres veces su peso, dificultando la movilidad y comprometiendo la seguridad.
- Calzado adecuado: Se recomienda el uso de botas de trekking o botas impermeables de caucho, ya que los senderos suelen estar encharcados.
- Protección solar: Es imprescindible llevar protector solar de alto espectro, junto con una gorra o sombrero para protegerse de la radiación solar intensa.
“Para minimizar riesgos durante las caminatas, se recomienda llevar un equipo básico de seguridad que incluya un cambio completo de ropa, un morral con alimentos energéticos, un botiquín de primeros auxilios, y elementos de supervivencia, esto se debe a que la orientación dentro del parque puede representar un desafío considerable debido a la falta total de señal telefónica. Depender exclusivamente de aplicaciones digitales, como mapas en línea, ha llevado a numerosos casos de extravío, lo que resalta la importancia de contar con medios tradicionales de orientación”, puntualizó.
Menciona que la mejor forma de garantizar una experiencia segura es ingresar al parque siempre en compañía de un guía experimentado, preferiblemente local o vinculado a organizaciones autorizadas como Corpochingaza. Los guías poseen un conocimiento profundo del territorio, sus riesgos y las rutas más seguras según las condiciones climáticas.
“Si a pesar de las precauciones un visitante llegara a extraviarse por ir solo o recorrer senderos no autorizados, recomendamos mantener la calma y evitar el impulso instintivo de continuar avanzando indiscriminadamente. Lo más prudente es detenerse, evaluar la situación considerando factores como la hora del día, y si es posible, buscar cursos de agua (ríos o caños) que generalmente conducen hacia zonas pobladas. Las decisiones tomadas en estos momentos críticos deben adaptarse a las características específicas de cada sector del parque”, finalizó el experto.
⛰️⛰️⛰️Si quiere saber más sobre senderismo puede seguir Entre Montañas, un espacio de El Espectador dedicado a estos temas 🌄🌄🌄
