María Fernanda Martínez es una actriz colombiana recordada por los múltiples papeles que ha interpretado en producciones como Gallito Ramírez, Amar y vivir, Me llaman Lolita, La Caponera, Hasta que la plata nos separe, entre otras.
Hace unas semanas brindó una entrevista para La Red donde habló de un difícil momento que vivió el año pasado luego de sufrir un accidente de tránsito en Bogotá. “Venía de una cita médica. De una cita muy chévere. Me tomé un café. Iba para un curso de yoga y era un día muy tranquilo. Me acuerdo que levanté una pierna, miré, no había nada: carros, nada. Levanté una pierna y dije: ‘voy a pasar’, y al momento siguiente mi hija estaba conmigo diciéndome: ‘mamá te acaba de atropellar una moto. Estás en una ambulancia. Te rompiste una costilla. Te está saliendo sangre por un oído, tu cerebro está inflamado y tienen que hacerte un TAC, te rompiste una pierna’. Me acuerdo que sentí mucho dolor de cabeza”, recordó.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppAsí fue el accidente de María Fernanda Martínez
La actriz, quien también participó en Mujeres al límite, aseguró que, prácticamente, un milagro la salvó de un trauma mucho más fuerte, incluso hasta de la propia muerte: “me atropelló una moto, di una vuelta por el cielo y caí encima del capó de un carro. Ahí me recogieron, aunque yo estoy segura de que me recogió un ángel porque caer encima del capó y no caer en el cemento con la fuerza con la que uno puede caer, a muchas personas que les pasó algo similar ya se fueron o el cerebro no pudo desinflamarse”, afirmó.
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Inicialmente, el diagnóstico era desesperanzador. “Decían ‘va a quedar vegetal’. Yo escuchaba que decían ‘hay que operar el cerebro’ y esa partecita sí me parecía tenaz. Me sentía desecha porque todo me dolía. Además, no sabía que una fractura se irradiaba por todo el cuerpo. Sentía que todo mi cuerpo estaba descompuesto, me dolía demasiado y sentía mucho cansancio", dijo recordando ese doloroso momento hace ocho meses.
La recuperación no fue fácil, pero con paciencia pudo volver a caminar. Incluso, recuperó la memoria que, producto del golpe, había perdido. “Salí en silla de ruedas y con una férula que no me dejaba caminar, después de la férula siguió una bota y muletas. Recorrer una cuadra era una cosa eterna. Me pasó algo muy extraño y es que se me borraron archivos, se me olvidaban cosas, se demoraba seis meses en recuperar la memoria completa”, contó.