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En cuestión de unos pocos meses, Maura Sarmiento pasó de ser una madre cabeza de hogar sin un proyecto económico constituido a convertirse en una emprendedora y lideresa de Pendales, un corregimiento cercano a Luruaco, Atlántico. Desde niña creció en ese pueblo donde las cosechas de mango eran más abundantes que las oportunidades para las mujeres. Pasaron los años y, sin oportunidad de estudiar, también vio cómo las dificultades para alcanzar su autonomía financiera también se iban diluyendo.
Todo cambió cuando Maura se postuló al Fondo Mujer Libre y Productiva y aprovechó el apoyo, las capacitaciones y el conocimiento para transformar su historia. Hoy, la madre cabeza de familia es aplaudida en Pendales. Emplea a otras ocho mujeres del lugar a través de un emprendimiento que mezcló la autonomía económica, las características del pueblo y su anhelo de cumplir su proyecto de vida. Esta no es solo la historia de Maura Sarmiento y de una mujer que transformó sus sueños, sino una política de Estado.
Desde 2022, un programa empezó a tomar forma en Colombia para lograr un país con menos brechas de género en el ecosistema emprendedor, financiero y crediticio: el Fondo Mujer Libre y Productiva. La iniciativa tiene el objetivo de reducir la exclusión económica que las colombianas han tenido que sortear por décadas y lograr que espacios históricamente reservados para hombres, como los negocios o las finanzas, también tengan como protagonistas a las mujeres.
“Uno de los objetivos principales del Fondo Mujer Libre y Productiva es la integralidad de la oferta, que tiene dos componentes. El primero: la oferta se complementa para ellas y permite que las mujeres se capaciten y al mismo tiempo acceden a programas de crédito o seguros para lograr su autonomía económica. El segundo traza una ruta para que las mujeres puedan tener formación, asistencia técnica y activos productivos, con el fin de minimizar las brechas de conocimiento, capacidad productiva y comercial, avanzando hacia una autonomía integral”, explicó a El Espectador María Fernanda Reyes, directora del Fondo Mujer.
El Fondo Mujer de la Vicepresidencia es una iniciativa que propone una premisa básica para lograr un gana-gana en Colombia. La fórmula es sencilla: mientras menos desigualdades de género existan cuando se habla de finanzas, empresas o emprendimientos, menos dificultades tendrá el país para lograr el desarrollo económico. Esto no solo significa crecer en el ámbito doméstico o los bolsillos de las familias, también traería beneficios a gran escala, como la disminución de la pobreza multidimensional o el incremento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Si se consigue el objetivo propuesto por el Fondo Mujer, se podrían evitar miles de vulneraciones que viven las mujeres y que padecen precisamente por carecer de esa autonomía financiera. Esto incluye casos de violencias basadas en género y decenas de historias de mujeres que desde niñas no pueden ver sus proyectos de vida cumplidos a causa de la falta de oportunidades.
Un camino hacia la libertad
Dentro de los pasillos y cubículos del Fondo Mujer Libre y Productiva se sabe con certeza que hay un factor indispensable en la fórmula: la productividad de las mujeres. Si las madres, lideresas, campesinas o mujeres de poblaciones étnicas la logran, están dando un paso más hacia su libertad.
Con más de $293.000 millones invertidos, el programa ha impactado la vida de 50.353 mujeres que en su mayoría pertenecen a sectores campesinos, indígenas, afrodescendientes, o que son cabezas de hogar o habitan en corregimientos muy lejanos donde las oportunidades de entrar al mundo financiero son pocas.
Una de las estrategias del Fondo es Mujer Emprende, una iniciativa que apoya emprendimientos, formalización y el fortalecimiento empresarial de sus beneficiarias. El proyecto permite que las mujeres, además de mejorar sus capacidades laborales y las de sus negocios, puedan tener presencia en mercados internacionales y acceder a capital productivo para sus negocios. Justamente con Mujer Emprende fue que Maura Sarmiento logró darle un vuelco a su vida y alcanzar la autonomía económica. Pero los ejemplos no se quedan allí, pues dentro de la estrategia hay casos de mujeres beneficiadas que dedican sus vidas al cuidado de la Amazonía; campesinas que reciben oportunidades que nunca vieron en el pasado o madres cabeza de hogar que encuentran alternativas para cumplir sus sueños de tener libertad financiera.
Las cifras así lo demuestran: Mujer Emprende ha permitido a 449 negocios liderados por mujeres el a capital productivo que en el pasado era prácticamente imposible de encontrar. Pero también incluyó rutas con enfoque e intervención de género, conocimientos técnicos y prácticos para hacer de sus emprendimientos una empresa sostenible, además de dotación de activos tanto en zonas urbanas como en rurales.
Reyes, la directora del Fondo, le explicó a este diario que no basta únicamente con ofrecer oportunidades que estaban vedadas en el pasado para las mujeres. Por ello, junto con el resto del equipo diseñaron más estrategias dentro del programa de Mujer Emprende. Un ejemplo es Ella Exporta a África: una iniciativa para que las mujeres también vean sus nombres y productos en el mercado internacional, especialmente en países africanos que tienen buenos vínculos mercantiles con Colombia. Solo en 2025, comenta la cabeza del Fondo, se espera que más de 140 empresas lideradas por mujeres lleguen a los anaqueles y mercados de África.
“Esperamos que Mujer Emprende se consolide como una herramienta para cerrar las brechas de género que enfrentan las mujeres cuando quieren emprender o cuando ya son empresarias. Buscamos que haya una oferta de política pública que propenda por apoyar y tratar de manera diferencial a las mujeres. Esto les permitirá ejercer roles de liderazgo en sus comunidades”, comenta Reyes.
Empleo con inclusión y equidad
Desde el Fondo propusieron ir más allá del escenario de emprendimientos, créditos u oportunidades para las empresarias colombianas y decidieron apostarle al empleo como otro aliciente para cerrar las brechas de género. Actualmente las mujeres enfrentan toda una cadena de barreras que les impiden consolidar sus negocios o alcanzar una mínima estabilidad económica. Pero no es solo una percepción, sino que el Departamento istrativo Nacional de Estadística (DANE) lo demuestra con sus informes y cifras: desde que son niñas, las mujeres enfrentan rezagos para consolidar sus proyectos de vida y alcanzar su autonomía económica. En un informe publicado en 2023, el DANE recalcó que la educación y los estudios académicos no son suficientes para revertir esa brecha de género, pues de 10 mujeres que han logrado finalizar sus estudios de primaria, solo tres de ellas logran tener los mismos sueldos que los hombres con esos mismos currículos.
A ese diagnóstico se suma que las mujeres, a diferencia de los hombres, dedican casi un tercio de sus vidas a labores de cuidado no remunerado como el sostenimiento del hogar y garantizar vidas dignas a ancianos o menores de edad, lo que implica trabajar sin un sueldo, seguridad social y, en muchas ocasiones, truncando sus proyectos de vida.
En alianza con la Fundación Colombia Incluyente, esa estrategia lleva casi tres años de implementación, y ha permitido que 1.141 mujeres finalicen los estudios y que al menos 1.081 fueran vinculadas a trabajos formales con un enfoque de género que contribuye a eliminar las brechas hacia las mujeres.
Para Reyes, los resultados han empezado a mostrar varias conclusiones. La primera, que sí es posible que el Estado trabaje de la mano con el sector privado para cerrar brechas de género, pues al proyecto han llegado grandes empresas como ProMujer, la Cámara de la Diversidad o Innpulsa Colombia para trabajar por el mismo propósito. Un segundo logro es cambiar la vida de miles mujeres que han recibido ayudas, capital semilla o capacitaciones de la mano del Fondo.
Pero el resultado más grande, explica la directora, es hacer que el Fondo se convierta en una política de Estado que permanezca y sea replicada en el futuro. “La autonomía económica de las mujeres es un tema que está en el corazón del desarrollo financiero de un país. Que la logren significa que a futuro las mujeres también tendrán una participación activa en la toma de decisiones y que además de generar ingresos o cuidar niños, permiten que se convierta en un mecanismo para que cumplan sus sueños (...) La productividad debe significar libertad, porque las mujeres pueden contribuir a que el sistema económico se mantenga y cerrar brechas de género mientras lo hacen”, concluye Reyes.
* Contenido desarrollado en alianza con Fondo Mujer.
