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La realidad colombiana es macabra: un comisionado de la Verdad es amenazado de muerte justo cuando está dando a conocer los hallazgos de un informe realizado para pasar la página del conflicto. Es frustrante, doloroso y profundamente triste que Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre de Bojayá y reconocido líder social, esté considerando salir del país porque el Estado es incapaz de garantizar no solo su seguridad, sino la de tantas otras personas que le apuestan a la democracia en los territorios con presencia de grupos al margen de la ley. Necesitamos con urgencia la paz total, sí, pero también está quedando en evidencia que, como en gobiernos pasados, el liderazgo desde la Casa de Nariño no ha sido capaz de frenar las amenazas a los líderes sociales. ¿Cuántas tragedias más tendremos que contar? ¿Cuándo pasaremos genuinamente la página del conflicto?
El excomisionado Palacios se encontraba en Chocó dando a conocer el Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV). En rueda de prensa contó lo que ocurrió: “En Quibdó evidencié un nivel de copamiento y autoridad que ejercen los actores armados ilegales. Desafortunadamente el domingo, a eso de las 12:00 del día o 1:00 p.m., me llegó un mensaje diciendo, básicamente, que debo salir nuevamente del departamento de Chocó, que me comunique con ellos, pero no especifican cuál es el actor que me envía el mensaje. Y que no vuelva más por allá”. Son tan creíbles las amenazas y tan potente la desprotección, que Palacios está considerando irse del país: “Como defensor de derechos humanos hoy quiero decirles que tengo mucho miedo por lo que pueda pasar conmigo, pero también por lo que pueda pasar con muchos líderes y lideresas que no pueden hablar. Veo muy reducida la posibilidad de seguir estando en Colombia”, dijo.
En este país de simbolismos trágicos, lo que ocurre con Palacios se convierte en un mensaje elocuente y terrorífico. En 2021 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvo que otorgarle medidas cautelares para proteger su vida e intentar neutralizar los ataques hacia él. A pesar de que ha sido amenazado desde la masacre en Bojayá, le apostó al país y cumplió un rol esencial en la Comisión de la Verdad. Cuando en Colombia se abría la puerta de hacer una transición hacia la paz, el conocimiento de Palacios fue esencial. Y, sin embargo, ahora vuelve a tener miedo.
Lo preocupante es que son crónicas de tragedias anunciadas. Como bien dijo el excomisionado: “El problema no es Leyner, el problema es Colombia. Hay que tomar medidas para proteger a todas las comunidades. Si se protegieran todas las comunidades, Leyner no tendría que salir del país”. De poco ha servido que el comisionado de Paz, Danilo Rueda, y la vicepresidenta Francia Márquez le hayan expresado solidaridad. De poco sirven también las promesas de la Fiscalía de desarticular a quienes lo amenazaron. Porque la connivencia entre autoridades locales y grupos al margen de la ley hace que en departamentos enteros, como Chocó, el Estado no pueda hacer presencia. Por eso siguen matando a líderes sociales en números alarmantes. Pedimos justicia para Palacios y para tantos otros. El miedo no puede seguir triunfando en nuestro país.
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