A estas alturas, la señora Lucy Díaz tenía que estar celebrando la terminación de las prácticas profesionales de su hija mayor, viendo cómo escogía carrera su hijo menor, yendo a la oficina y viviendo en su casa en Bogotá. Y viviendo.
En cambio, está a punto de cumplir dos meses de estadía continua en Cartagena, sin ir a su trabajo, sin ver al hijo entrar a la universidad, sin vivir mucho ni bien, con una rutina principal tras un único objetivo vital: salir todos los días a caminar los barrios de la ciudad, a ver si logra saber algo del paradero de su hija, que desapareció cuando le faltaban 10 días para terminar su práctica de...

Por Laura Ardila Arrieta
