
El mundo entero se detiene a mirar hacia la chimenea de la Capilla Sixtina esperando el humo blanco, símbolo de decisión divina y del más cerrado de los procesos electorales en el mundo: el cónclave. Días antes de que empiece esta ceremonia, creyentes y no creyentes se apresuran a lanzar sus pronósticos de quién podría ser elegido sin ningún material de apoyo que los respalde, como una encuesta de popularidad.
Algunos usan la intuición como método, y otros, estadísticas. Las casas de apuestas, por ejemplo, intentan seguir la lógica del juego...
