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La ciudad de Colonia, en el oeste de Alemania, vivió este miércoles su mayor evacuación desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, luego del hallazgo de tres bombas sin explotar que datan del conflicto bélico. Más de 20.000 personas fueron desalojadas de sus hogares, oficinas y alojamientos turísticos en un área de mil metros de radio, situada en el distrito de Deutz, frente al centro histórico de la ciudad.
Los explosivos fueron descubiertos dos días antes, durante obras de construcción vial. Las autoridades municipales, que activaron un operativo de emergencia a gran escala, advirtieron que el desalojo era obligatorio y quienes se negaran podrían ser sancionados económicamente o incluso removidos por la fuerza con apoyo policial.
Transporte detenido y cierres temporales
La evacuación afectó a estaciones de tren como Messe/Deutz, y provocó la suspensión del tráfico fluvial sobre el río Rin. Espacios emblemáticos como la catedral de Colonia y la sala de conciertos Philharmonie también cerraron sus puertas temporalmente.
Los residentes fueron trasladados a centros de acogida en edificios públicos, mientras se brindó atención especial a personas con movilidad reducida y pacientes hospitalizados, incluidos algunos en cuidados intensivos.
El equipo de expertos en desactivación de explosivos trabajó durante todo el día para neutralizar los artefactos en el sitio antes de trasladarlos a contenedores seguros.
La herencia explosiva del pasado no solo está en Alemania
Aunque el hallazgo de bombas de la Segunda Guerra Mundial sigue siendo frecuente en ciudades alemanas como Berlín o Hamburgo, en este caso se trataba de explosivos de gran tamaño, lo que obligó a tomar medidas que involucraron una evacuación mayor.
Según datos oficiales, decenas de miles de bombas lanzadas sobre Alemania entre 1939 y 1945 no llegaron a estallar, y cada año siguen apareciendo durante obras civiles. Solo en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra Colonia, en 2024 fueron localizados más de 1.600 explosivos similares.
Aunque los hallazgos en Alemania son más constantes, el problema es global y persistente. Durante la Segunda Guerra Mundial se lanzaron millones de bombas que no estallaron y todavía hoy representan un peligro, en Francia, Bélgica, Polonia, Italia, Reino Unido y República Checa, donde las evacuaciones masivas y las operaciones de desactivación aún son comunes.
Además, guerras más recientes, como las de los Balcanes en los años 90, la invasión de Irak, el conflicto en Siria o los bombardeos en Gaza, han sembrado territorios enteros con minas, proyectiles y bombas de racimo sin detonar. Vietnam, Laos y Camboya también cargan con miles de explosivos sin estallar lanzados en los años 60 y 70 por Estados Unidos.
En la actualidad, una cuarta parte del territorio de Ucrania está contaminado por minas y artefactos explosivos desde la invasión rusa de 2022, según datos de DW.
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