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Lo que decenas de analistas pronosticaron sobre la relación entre Donald Trump y Elon Musk finalmente se cumplió. El jueves rompieron lazos por completo, en medio de amenazas, reproches, revelaciones oscuras y una gran exposición de egolatría. Aunque parece una “pelea de tuiteros”, hay razones para preocuparse.
En lo político, la credibilidad de Trump puede verse afectada en un momento crucial, pues está defendiendo su proyecto fiscal, el “One Big Beautiful Bill Act”, en el Senado. Los republicanos, antes de la pelea, no estaban convencidos de respaldarlo y algunos estaban del lado de Musk, quien se ha opuesto firmemente al documento.
Con la pelea, los republicanos quedaron visiblemente fragmentados y los comentarios de Musk sobre la relación entre el presidente y Jeffrey Epstein, condenado por varios delitos sexuales, solo echaron más gasolina al fuego.
Trump ha evitado por años confrontar a fondo su vínculo con Epstein, y hasta ahora había logrado controlar el público a muchos de los archivos. Pero esta pelea pública con Musk, el hombre más rico del mundo y su exaliado más visible, pone el dedo en la llaga sobre uno de los puntos más sensibles de Trump y permite que los demócratas saquen provecho para atacarlo en su momento más débil.
En lo económico, las noticias tampoco son buenas. La pelea llega en medio de un panorama no tan positivo para el país. El miércoles, el mercado bursátil recibió unas cifras mucho peores de lo esperado sobre la creación de empleo en el sector privado de Estados Unidos. El empleo privado se considera un barómetro más o menos fiable de las cifras oficiales, que se publicarán este viernes.
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Los analistas esperaban un repunte de 110.000 nuevos puestos de trabajo, según el consenso publicado por MarketWatch. Pero el número de empleos nuevos en mayo es el más bajo desde marzo de 2023, “después de un fuerte comienzo” a principios de año, según un comunicado. Trump, quien prometió hacer a Estados Unidos más rico y próspero que nunca, se vio visiblemente enojado por las noticias económicas.
A nivel internacional, en medio de tensiones con Alemania, Ucrania y la ONU por la nueva política exterior de Trump, esta batalla con Musk también proyecta debilidad y caos interno. De hecho, toda la pelea se presentó mientras Trump recibía al jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz, a quien trató de manera más cordial que a otros líderes extranjeros, pero con quien no pudo mantener la concentración total sobre la conversación, pues terminó hablando de su relación con Musk.
El empresario y dueño de X también ha sido clave en la estrategia tecnológica de Trump, tanto por sus aportes millonarios como por su influencia en plataformas digitales. Sobre esto, hay que destacar que el riesgo para las operaciones de la NASA y SpaceX es real.
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Musk advirtió que cancelar sus contratos podría afectar incluso la seguridad orbital, ya que actualmente su compañía es la única capaz de mantener y luego desorbitar la Estación Espacial Internacional.
Las acciones del fabricante de vehículos eléctricos Tesla cayeron fuertemente en la bolsa de Nueva York este jueves, después de los reproches mutuos en público entre ambas figuras.
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