
Artem Shmyrev los tenía a todos engañados. Este agente de inteligencia ruso parecía haber creado la identidad encubierta perfecta. Dirigía una próspera empresa de impresión en 3D y compartía un departamento de lujo en Río de Janeiro con su novia brasileña y un esponjoso gato de raza Maine Coon de color naranja y blanco.
Pero lo más importante era que tenía un acta de nacimiento y un pasaporte auténticos que confirmaban su alias: Gerhard Daniel Campos Wittich, un ciudadano brasileño de 34 años.
Después de seis años manteniendo un bajo perfil,...
Por Michael Schwirtz, Jane Bradley, Lucy Jones y Dado Galdieri | The New York Times
