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Lo que comenzó como un despido repentino y sin explicación se convirtió en una historia de visibilidad, empatía y reivindicación. Antonio, un conductor del sistema de transporte público RED de Santiago, capital de Chile, fue despedido a inicios de mayo tras años de servicio, presuntamente por llevar consigo a su perro de apoyo emocional, Coky, durante sus jornadas laborales.
Hoy, gracias al respaldo ciudadano y la presión mediática, su historia tuvo un giro positivo: Coky podrá certificarse como perro de asistencia y acompañar legalmente a su cuidador.
El caso se dio a conocer a través de la cuenta de Instagram @coky_metropol_b19, donde el propio conductor relató lo ocurrido desde la voz del can: “Hoy mi papá y yo al llegar al trabajo nos hacen saber que estamos despedidos de forma inmediata, sin carta, ni aviso de ningún tipo. Más tarde lo llama uno de los sindicalistas y averigua que nos desvinculan por mí, Coky, un perrito de ayuda emocional”.
La historia no tardó en viralizarse. s de redes sociales, pasajeros frecuentes y defensores del bienestar animal expresaron su indignación y apoyo, resaltando el valor emocional y psicológico que Coky representa para Antonio, quien fue víctima de un violento asalto años atrás.
“Yo sufrí un asalto, me apuñalaron. Desde entonces, tuve estrés agudo, depresión, no podía salir a la calle. Coky me ayudó a recuperarme”, relató Antonio en una entrevista con el medio de comunicación Meganoticias.
Según explicó el conductor, su despido se produjo tras el cambio de istración en la empresa, cuyos nuevos directivos no aceptaban que Coky lo acompañara en sus recorridos, pese a no representar ninguna amenaza y ser ampliamente reconocido por los pasajeros habituales.
Durante más de un año, Antonio y su perro fueron una dupla querida en las calles de Santiago, compartiendo su rutina con quienes abordaban el bus y ganando seguidores en redes sociales.
Finalmente, el caso llegó a oídos de profesionales y organizaciones especializadas. Un adiestrador ofreció colaborar para que Coky obtuviera una certificación oficial como perro de asistencia, lo que permitirá su presencia legal en entornos laborales como el transporte público. Antonio y su compañero deberán viajar a la ciudad de Valparaíso para completar el proceso.
“Gracias a Dios, Coky será certificado de forma legal. Ya tenemos apoyo, un adiestrador que nos ayudará con el entrenamiento y la documentación”, confirmó Antonio, quien también ha recibido nuevas ofertas laborales tras la repercusión mediática del caso.
Este desenlace evidencia la importancia del vínculo entre humanos y animales, especialmente en contextos donde el bienestar emocional puede marcar la diferencia. Coky no solo acompañó a Antonio en la cabina del bus, fue parte fundamental de su proceso de recuperación, una presencia terapéutica que ahora será reconocida formalmente.
La historia de Antonio y Coky no solo conmovió a un país, sino que abrió el debate sobre los derechos de los trabajadores que requieren acompañamiento emocional, y el papel que los animales pueden desempeñar en entornos laborales más empáticos y humanos.
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