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¿Cómo preparar a mi mascota para un viaje largo en Semana Santa?

El bienestar de su compañero de cuatro patas depende de una buena planificación. Aquí le contamos cómo hacer que el trayecto sea seguro y sin sobresaltos.

La Red Zoocial
19 de abril de 2025 - 04:12 p. m.
Mascotas viajeras en el terminal El Salitre.
Mascotas viajeras en el terminal El Salitre.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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Con la llegada de la Semana Santa, muchas personas aprovechan los días festivos para hacer una escapada. Ya sea una casa rural, la playa o visitar a familiares, los viajes se convierten en una tradición muy esperada. En medio de la emoción por empacar y organizar rutas, hay quienes eligen incluir a un miembro más en sus planes: la mascota. Sin embargo, llevar a un perro o gato en un trayecto largo no es tan simple como cargarlo al coche. Viajar con animales requiere preparación, tiempo y sobre todo, responsabilidad.

Lo primero que se debe considerar antes de viajar es el estado de salud de la mascota. Una visita al veterinario puede marcar la diferencia entre un viaje tranquilo o una experiencia estresante. Es recomendable hacer una revisión general, asegurarse de que las vacunas estén al día y que el animal no tenga ninguna condición que pueda agravarse durante el trayecto. Si el perro o gato es propenso al mareo o sufre ansiedad en espacios cerrados, el veterinario también podrá sugerir un tratamiento para aliviar esos síntomas. Además, si se viaja fuera del país o en medios de transporte públicos como avión o tren, puede que se requiera documentación adicional o un certificado sanitario.

Elegido el destino, llega el momento de pensar en el transporte. No todas las mascotas se adaptan igual a un coche o a un transportín. Un error común es introducir al animal en ese entorno por primera vez justo el día del viaje. Lo ideal es acostumbrarlo con días de antelación. Dejar el transportín abierto en casa con una manta o su juguete favorito dentro puede hacer que lo vea como un lugar seguro. En el caso del coche, hacer trayectos cortos en días previos ayuda a reducir el estrés y evitar que asocie el vehículo con una experiencia negativa.

Una vez en el camino, lo importante es garantizar su comodidad. Aunque los cuidadores pueden soportar varias horas sentados sin problema, los animales necesitan moverse, beber agua y relajarse. Si se viaja por carretera, lo recomendable es hacer paradas cada dos o tres horas para que el perro o gato pueda estirar las patas y hacer sus necesidades. Bajo ninguna circunstancia debe dejarse solo dentro del vehículo, ya que las temperaturas pueden subir rápidamente y convertirse en un riesgo real.

El equipaje de la mascota también merece atención. No solo se trata de llevar comida y agua, sino también sus objetos familiares: una manta, su cama o algún juguete. Estos elementos le brindan seguridad al encontrarse en un entorno desconocido. También es útil tener a mano toallitas, bolsas para recoger desechos y, por supuesto, toda la documentación necesaria, especialmente si se viaja a otro país o se cruza alguna frontera.

El lugar de destino también importa. No todos los alojamientos aceptan animales, y aunque muchos ya se anuncian como “pet-friendly”, conviene leer con detalle las condiciones: algunos pueden restringir el a ciertas zonas, aplicar tarifas extra o exigir que las mascotas no se queden solas en la habitación. Llamar con antelación y confirmar todo evitará contratiempos al llegar.

Además, mantener cierta rutina durante las vacaciones ayuda mucho. Aunque cambie el lugar, tratar de conservar los horarios habituales de comida y paseo contribuye a que la mascota se adapte más fácilmente. Un entorno nuevo ya puede ser lo suficientemente abrumador, y los pequeños hábitos le dan estabilidad.

Viajar con una mascota en Semana Santa no tiene por qué ser complicado si se planifica con tiempo. A fin de cuentas, compartir estos momentos con ese compañero fiel puede convertir el viaje en una experiencia aún más especial. Lo esencial es tener presente que no se trata solo de moverlo de un lugar a otro, sino de velar por su bienestar antes, durante y después del trayecto.

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