
El gobierno nacional, a través del Ministerio de Justicia y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, acudió con papel y lápiz a una de las celdas del patio de extraditables de la cárcel La Picota de Bogotá. Allí, funcionarios hablaron con Andrés Felipe Marín, alias Pipe, quien lleva la mitad de su vida entre cárceles y, a pesar de estar preso, es el verdadero verdugo de Tuluá, la segunda ciudad del Valle. Como jefe de la banda criminal La Inmaculada, ordena asesinatos, amedrenta guardias, gestiona la extorsión y pide la cabeza de altos...
