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La tierra, que por años fue un botín de guerra en Colombia, se convierte ahora en un símbolo de esperanza para cientos de excombatientes en proceso de reincorporación. En una jornada simultanea realizada en cinco departamentos, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó 185 títulos de propiedad que benefician a 293 familias firmantes del Acuerdo de Paz en: Meta, Huila, Casanare, Guaviare y Tolima.
Esta distribución territorial, que sumó 3.738 hectáreas entregadas en una sola jornada, no fue aleatoria. La ANT, en coordinación con la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN) y con el acompañamiento de la Misión de Verificación de la ONU, priorizó zonas donde el a la tierra representa un factor determinante para la estabilización económica y el arraigo de los firmantes de paz.
“Es un avance significativo en el que queremos ratificar el compromiso del Gobierno nacional con el proceso de paz. Son entregas definitivas que se convierten en una oportunidad de vida para respaldar sus proyectos personales y colectivos”, señaló el director de la ANT, Felipe Harman
La jornada de entrega simultánea, realizada el martes 2 de abril, se dio en el marco del Programa Especial de Tierras para la Paz y permitió que en el Meta se adjudicaran 1.445 hectáreas a través de 144 títulos individuales, destinados principalmente a exintegrantes del antiguo ETCR Mariana Páez de Acacías, quienes fueron reubicados para garantizar su seguridad.
En Huila, el director general hizo entrega de un título colectivo de 1.268 hectáreas para 57 familias de Pitalito, impulsando así un modelo de tenencia comunitaria que fortalece los proyectos productivos asociativos. De igual modo, en Casanare la Asociación Forjando Sueños de Paz recibió la adjudicación final de 665 hectáreas.
A la par, en San José del Guaviare se formalizaron 268 hectáreas distribuidas en 151 títulos individuales. Y completa este mapa de esperanza el municipio de Icononzo, en Tolima, donde 20 firmantes de paz recibieron en conjunto 92 hectáreas para trabajar la tierra y fortalecer sus proyectos productivos.
Con estas, ya son 18.765 hectáreas entregadas en el Gobierno del Cambio a firmantes en el marco del Programa Especial de a Tierras, con lo que se busca brindar garantías para impulsar el proceso de reincorporación a la vida civil y generar herramientas para que la tierra sea un instrumento de paz en Colombia.
En relación con esto, Rubén Darío Nieto, firmante de paz del departamento del Huila y presidente de la Federación Unión Campesina para el Desarrollo Rural e Integral, destacó que este tipo de jornadas son importantes para la consolidación de la paz, pues lo títulos representan más que las hectáreas asignadas, y se convierten en el primer pilar para constituir decenas de proyectos productivos con los que los beneficiarios podrán impulsar su estabilidad económica y la de sus regiones.
“Para nosotros representa el despertar de un sueño bastante prolongado, y el deseo de poder acceder a las tierras, porque ya teniéndolas, las podemos volver productivas. Y también lo que buscamos es que se tenga más arraigo por la vocación agrícola y agropecuaria”, resaltó Rubén Darío Nieto.
De igual modo, reconoció la articulación con la ANT ha sido positiva y les ha permitido marcar “una hoja de ruta para que sigamos trabajando de la mano con la institucionalidad y seguir impulsando objetivos. Nosotros, desde la Federación, tenemos cuatro formas asociativas que marcan unas líneas productivas que van desde medio ambiente hasta un programa de construcción sostenible”
Bajo estas líneas productivas y trabajando la tierra que ahora les pertenece, desde la Federación Unión Campesina para el Desarrollo Rural e Integral buscan impulsar un proyecto de construcción sostenible con energías limpias, proyectos de agricultura y ganadería.
“Desde la Agencia Nacional de Tierras han estado muy atentos en brindarnos la información y la orientación. Incluso nos siguen haciendo acompañamiento en el desarrollo de los proyectos que nosotros anhelamos hacer”, reconoció Nieto.
Y con la certeza de que estos títulos les pertenecen, los beneficiarios ahora podrán acceder a créditos, asistencia técnica y desarrollar proyectos productivos, claves para su reintegración a la vida civil. El objetivo es fortalecer su permanencia en los territorios, evitando desplazamientos y promoviendo la seguridad jurídica.
Es así como estas entregas de tierras no solo materializan un compromiso del Estado con los acuerdos de paz, sino que también representan un paso fundamental hacia la transformación del campo colombiano. Al garantizar el a la propiedad, se sientan las bases para que los excombatientes y sus comunidades construyan proyectos de vida sostenibles, arraigados en la legalidad y la productividad.
Y como lo mencionó Rubén Darío Nieto, más allá de las hectáreas adjudicadas, lo esencial es la posibilidad de tejer un futuro estable desde lo colectivo, y para que estos esfuerzos perduren, es crucial seguir acompañando a los beneficiarios con asistencia técnica, financiación y seguridad, asegurando que la tierra no solo sea un título, sino un territorio de paz, equidad y crecimiento para las regiones más afectadas.