
Existe un espacio que no discrimina ni protege en exceso: el del humor, el de jugar con lo absurdo en medio de la realidad para convertir las situaciones complejas en algo “más fácil de digerir”.
Los libros infantiles lo han sugerido: los niños son capaces de reconocer el mundo, de hacerse preguntas y desafiar las normas del mundo adulto; no necesitan ser sobreprotegidos, sino ser acompañados en medio de los momentos que la vida, inevitablemente, trae consigo.
Esto lo confirman Triunfo Arciniegas y Jordi Sierra i Fabra, dos autores...

Por Paula Andrea Baracaldo Barón
