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¿Cómo se convirtió en la reina del Carnaval de Blancos y Negros?
Me postulé en la página del Carnaval. Fuimos muchas aspirantes y tuvimos diferentes actividades, además de dos días de concentración en los que nos evaluaron diferentes aspectos: la danza, el conocimiento sobre la historia, la parte personal y humana, que en realidad es lo más importante en una reina, entre otros. Nosotras debemos ser del pueblo, se espera que nos guste compartir con la gente y que seamos comprometidas a pesar del trajín de los días. Siento que cumplí con todas las expectativas y los requisitos. Realmente me preparé para eso durante años y di todo de mí, porque era un sueño que nació cuando era muy pequeña... Le agradezco a Dios por llevarme por este camino, por no permitir que me rindiera, porque muchas veces sentí que no era el momento.
¿Por qué sentía que no era el momento?
Para mí era fundamental terminar mi carrera, porque iba a ser imposible cumplir con las dos cosas. Además, mi formación académica me dio más experiencia, así como mi trabajo en grupos artísticos y dancísticos. Fui a un reinado hace un año, y eso me sirvió para tomar la decisión, que finalmente me dio la posibilidad de ser la nueva soberana, y me tiene muy feliz.
¿Cómo se prepara una reina?
La preparación es extensa. No es algo que ocurre de la noche a la mañana. En mi caso, por ejemplo, en 2018 fui invitada a participar como bailarina en la coronación de la reina del Carnaval de ese año. Cuando vi a la reina siendo coronada pensé: “¡Wow, quiero ser como ella!”. Desde entonces continué con las danzas y mi formación me llevó a conocer muchas partes de Nariño, todos sus municipios y otras regiones de Colombia. Me ayudó a apropiarme de nuestra cultura y tradiciones. Además, fue fundamental el estudio, porque no se trata solo de ser reina por estar ahí, sino de comprender y apropiarse de lo que uno representa, así que estudié mucho y terminé mi carrera. La psicología me ayudó mucho en el ámbito mental y emocional, porque estar en una plataforma de reinados, expuesta a tantas personas y enfrentando días de presión constante, requiere mucha fortaleza. Es necesario estar fuerte para brillar y mantenerse bien todos los días. No es lo mismo querer ser reina que sentirse una verdadera reina.
Dice que hay que mantenerse bien todos los días, ¿a qué se refiere con eso? ¿Hay lugar para la vulnerabilidad?
Sí, efectivamente hay espacio y libertad para mostrarse vulnerable. Al final de cuentas somos humanos. Uno puede tener la banda, la corona, el vestido más hermoso, pero detrás de todo eso está un ser humano increíble, con emociones y sentimientos. A veces mostrar esa humanidad es importante, porque no todos conocen esa parte de la reina. La mayoría solo ve a la figura pública, pero cuando me ven siendo humana, cuando me ven disfrutando con ellos, bailando, sentándome porque me cansé, quitándome los tacones y mostrando mis pies hinchados, me río con ellos de eso y de las muchas cosas que me han pasado. A veces me he quemado los dedos durante el Carnaval, y aunque me duela, salgo y lo muestro. Les digo: “Soy humana”. Y la gente lo aprecia.
Hay personas que cuestionan los reinados y concursos de belleza. Se preguntan por qué siguen existiendo, pues aseguran que allí se ejerce violencia simbólica contra las mujeres.
Esos cuestionamientos son una oportunidad para mostrarle al mundo que hoy en día la reina es una figura social importante. Es quien lidera muchos proyectos junto a organizaciones, entidades gubernamentales, sociales y humanas. Está ahí, aportando su granito de arena, porque se convierte en la voz de las personas, la que comunica, acompaña y lidera, mostrando al mundo lo que representa y lo que quiere transmitir. Creo que es una oportunidad para demostrar que la reina ocupa una posición destacada en la sociedad y que no es solo una mujer bonita que se para allí. No, es quien quiere dejar un legado, una huella y ser parte activa de una sociedad que la está llamando.
Hay un estigma sobre los pastusos: se dice que son personas ingenuas, ¿qué piensa sobre esto?
Ese estigma ha existido por muchos años, y es el resultado de un desconocimiento hacia nuestra ciudad y cultura. A veces nos minimizan, diciendo que los pastusos somos tontos o callados, pero eso no es cierto. Somos alegres, somos carnaval, fiesta y disfrute. En Pasto la gente se divierte como en ningún otro lugar. Por eso mismo hemos trabajado mucho en rescatar nuestra apropiación cultural, que donde sea que un pastuso esté, se haga sentir. Cada vez nosotros mismos defendemos y promovemos eso. Es hora de que Colombia se dé cuenta de lo orgullosos que estamos de nuestra cultura y también se apropien un poco de lo que es Pasto.
¿Cómo se ha blindado para no darles peso a esas críticas? ¿En algún momento les dio más valor que a sus sueños?
Nunca lo dudé. Sabía que sería algo difícil, que requeriría trabajo y esfuerzo. Aprendí que los comentarios son solo opiniones. Por eso decidí no enfocarme en lo negativo, porque siempre habrá gente que critique. No podemos agradarle a todo el mundo ni pedirle que no opinen. Prefiero concentrarme en las personas que me apoyan, me quieren y respaldan. Gracias a esa mentalidad y a la estrategia que adopté de no estar pendiente de lo que ocurre en las redes sociales he podido fluir mejor. Hoy soy más consciente de que muchas veces las personas no piensan lo que dicen, así que trato de sobrellevarlo con amor y siempre respondo con ese mismo sentir, sin ponerme al nivel de nadie ni contradecir lo que piensen los demás.
¿Se siente una mujer diferente desde que ganó la corona?
Sí, siento que esto me ha cambiado como mujer, me ha hecho más fuerte y empoderada. Me hace sentir con ganas de conquistar el mundo y pensar: “¡Yo puedo con todo!”. Esto es algo que sale del corazón y lo llevo conmigo en todos los espacios de mi vida. Soy muy apasionada por lo que represento, pero también por mí misma, por mi profesión, por mi familia y por todo lo que me rodea. Eso es lo bonito; el reinado va más allá. Sé que cuando deje la corona y el título solo abandonaré los elementos materiales, pero seguiré siendo reina por siempre.
