
Nidia Góngora canta porque su voz sostiene el alma de su pueblo. Sus canciones no son solo melodías: son testamentos. Llevan la historia de sus ancestros y el compromiso de preservarla y compartirla.
Desde niña supo que ser cantora era su destino, aunque no lo dijera en voz alta. Antes de ser artista, fue maestra. Estudió educación preescolar y tuvo un trabajo estable. Pero la música —esa música— le llegó como una necesidad orgánica, como un susurro constante. No vino de la academia, sino del río, de la marimba, de las voces de las abuelas que...

Por Samuel Sosa Velandia
