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El cine en Cartagena es como un viaje a través de la historia. “El primer teatro del virreinato de la Nueva Granada se estableció en la calle del Coliseo en 1775. Más de un siglo después, en 1887, ese mismo lugar fue adquirido por el migrante italiano Juan Bautista Mainero, quien ofreció a la gente la oportunidad de disfrutar de películas proyectadas por el empresario samario Salvador Negra y Pagés”, explicó Ricardo Chica, experto en cine y decano de la Universidad de Cartagena.
Fue allí donde El Espectador entrevistó a Margarita Díaz Casas, directora del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), en su 64ª edición. Para ella, la historia del cine va de la mano con la de su ciudad, Cartagena, donde hoy inicia el Festival con la proyección de la película “Alma del Desierto”.
Usted había estado al frente del Instituto de Cultura y Turismo de Bolívar. ¿Cómo es volver a participar de la cultura de la ciudad?
Estoy muy contenta de poder volver a la ciudad a participar a través del cine, que es un lenguaje tan especial. Creo que no hay mejor herramienta que la cultura para servir y sobre todo en un momento tan especial en Cartagena, en donde estamos reconociendo y valorando nuestro talento. Aceptamos que somos capaces y unidos.
¿Qué expectativas tiene para esta semana de cine?
Ojalá que se llene todo. Quiero ver a los cartageneros y turistas caminando y preguntando por el Festival, que las películas que entreguemos generen preguntas y cuestionamientos en cada salida de las salas de cine.
Hace un rato dijo que no había que tener dinero para asistir, pero sí paciencia. ¿Las entradas son gratuitas entonces?
Sí. Este es el resultado del esfuerzo de mucha gente que aporta. Nos ayudan, ponen sus recursos para que esto sea de entrada libre y la idea es que puedan entrar todos. Tendrán que tener paciencia en la fila, buscar en las diferentes opciones, pero lo importante es ir al cine.
¿A quiénes rendirán homenaje este año?
Tres figuras emblemáticas del cine mundial participarán en esta edición. El festival rendirá homenaje al director chileno Pablo Larraín, al cineasta haitiano Raoul Peck y a la actriz española Ángela Molina. Sobre el primero, se destaca su obra marcada por una mirada crítica que ha dejado un importante legado en la cinematografía mundial con películas como “No”, una producción chilena nominada al Óscar. Por otro lado está Peck, que es una de las voces más poderosas y comprometidas del cine contemporáneo. Y, finalmente, Molina, que es una de las figuras más emblemáticas del cine Iberoamericano, con una carrera que supera las cinco décadas.
Además, otro de los invitados de honor será Xavier Dolan. ¿Verdad?
Así es. Su filmografía y trayectoria han dejado una huella en la cinematografía contemporánea y lo han consolidado como una de las voces más influyentes de cine de autor. Además, es la primera vez en Colombia de este director canadiense ganador del Gran Premio del Jurado en Cannes por “Mommy” (2014) y “Juste la fin du monde” (2016). Entre sus proyectos más recientes destacan “Swing for the Fences” (2025), un videoclip de Elton John y Brandi Carlile y “La nuit où Laurier Gaudreault s’est réveillé” (2021) y una serie de televisión basada en la obra de Michel Marc Bouchard.
Anoche inició “Cine en los barrios”, un complemento a las películas que se van a presentar en las salas de cine. Hablemos de eso.
Así es, anoche hicimos el lanzamiento de este componente que se presenta en los barrios. Fuimos muy juiciosos, por primera vez tuvimos una curaduría de la selección oficial. Los barrios son parte de la esencia del FICCI. La pantalla se mueve por Cartagena y llega a las plazas, los parques, a la gente misma. Llevamos al cine a encontrarse con las personas. La película escogida para esta apertura fue ,“Ladrón de perros”, dirigida por Vinko Tomicic.
¿La película está ligada a su mascota?
Mi perro Bronx es adoptado, vino de Bogotá y como buen cartagenero es callejero y se sale. Lleva 72 horas perdido. Ya lo publiqué en todas las páginas y me tiene un poco angustiada. Entonces la historia de la película se parece un montón, ambos están en la calle desprotegidos.
El festival tiene una característica latinoamericana e iberoamericana, ¿cómo se escogieron las películas?
Tenemos un equipo muy profesional de curadores. Esta convocatoria que se abrió en agosto la cerramos en el mes de diciembre. Recibimos más de 1500 películas y cada una de esas películas apunta a ciertas secciones. El tema latinoamericano e Iberoamericano es el fuerte de nuestro Festival. Hoy más que nunca, con todo lo que está pasando en el sur del continente, esas conversaciones incómodas son las que nosotros queremos tener.
Debo preguntarle por la competencia, porque desapareció en las últimas versiones del Festival, pero, a juicio de especialistas, es muy importante...
Sí, para la industria es muy relevante la competencia. No es lo mismo una película en exhibición en el Festival que una película premiada. Sin embargo, hay un statement artístico, porque todas las películas que llegan al Festival son igual de valiosas y el solo hecho de estar aquí las hace suficientemente buenas y reconocidas. El año pasado comenzamos con unos reconocimientos a la diversidad y la sostenibilidad. Para este año, tendremos el premio al mejor largo y corto colombiano, un premio para cine en los barrios y de fotografía. Entonces, poco a poco, estamos llegando. No podemos decir que ya somos otra vez una competencia, pero sí lo estamos haciendo.
¿Cómo están las finanzas del Festival?
Yo creo que el Festival de Cine es un gran gestor cultural. Estoy convencida de que todos de alguna manera reconocemos la importancia del festival. Hoy tenemos el apoyo del Gobierno Nacional, las autoridades locales, gobernación, alcaldía, Ministerio de Cultura, incluso de la industria, entre otros. Todo este festival además de hacer la entrada libre, se financia a través de voluntades. Nosotros tenemos más de 300 aliados. No es una época fácil para el festival ni para la cultura en general. Pero aquí estamos para resistir y que la plata no sea un problema.
¿Qué cifras de impacto social tiene?
Nosotros tenemos más de 50.000 asistentes a este Festival. Edición tras edición tenemos un impacto económico de más de 40.000 millones de pesos en la ciudad, lo que habla muy bien del evento. Más que recursos, realmente lo que nosotros tenemos y logramos es a través de los aliados. Por ejemplo, Cine Colombia con sus 8 salas, las universidades, el teatro Adolfo Mejía entre otros, todos gratuitos. Sin ellos, no tendríamos Festival.
Hablemos del componente académico.
Es muy relevante en la formación de todos los interesados en la industria. Regresa NIDO, es su séptima edición, que es un espacio clave para la convergencia de talentos del mundo audiovisual. Tendremos una programación que incluirá eventos abiertos al público, fomentando el intercambio de ideas y la innovación en el sector. Hablaremos de como un set hecho para una producción audiovisual se vuelve un lugar turístico, como en el caso de “Cien Años de Soledad”, la producción de Netflix. Insisto, el componente académico es importante, precisamente porque es dónde se dan esas reflexiones y esas conversaciones incómodas como los temas de género, la imagen, temas patrimoniales, animación, videojuegos. En fin, es un mundo de aprendizaje muy significativo. Son conversaciones mucho más actuales que pasan por toda la industria audiovisual.
En estos días del Festival, ¿cuáles son sus miedos, sus alegrías y su orgullo?
Mi miedos es que alguna película se quede sin espectador. Mi alegría, ver a la gente caminando con su escarapela o con su bolsito del Festival haciendo la fila para ingresar a una sala o un barrio con su pantalla. Y mi orgullo, el equipo de este festival. Trabajo con gente maravillosa. Quiero que ellos estén satisfechos, se sientan orgullosos y que sean reconocidos también por su trabajo.
¿Qué película vería varias veces?
Con la que inauguramos esta noche, “Alma del Desierto”. Hay una técnica perfecta, la narrativa, la fotografía, bueno es en la Guajira y es de una cartagenera, Mónica Taboada-Tapia.
Por Pedro Mendoza
