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“Para mí, las cárceles son el infierno”, Silvana Espinosa Uribe

Espinosa estrenará el primer episodio de su videopódcast “Latente” hoy, 31 de marzo. Para este chat, habló sobre su interés por las historias de personas que han estado privadas de la libertad y su carrera profesional.

Pablo Marín J.
31 de marzo de 2025 - 12:00 p. m.
Silvana Espinosa Uribe quiere que “Latente” se convierta en una organización no gubernamental.
Silvana Espinosa Uribe quiere que “Latente” se convierta en una organización no gubernamental.
Foto: Pedro Santos García
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¿Qué la motivó a realizar “Latente” en formato de videopódcast?

Desde que estudié Derecho me ha apasionado el tema de la privación de la libertad. Me ha generado mucha curiosidad. Hace unos dos años empecé a generar contenido en redes sociales y se creó una comunidad, pero sentía que algo me faltaba: ayudar a las personas que más lo necesitaban. Un día, sentada en mi casa, pensé como podía juntar la creación de contenido con esa misión. Dije entonces: “Qué mejor manera que permitirles contar su historia, quiénes son, darles esa voz que creo que nadie nunca les ha dado, y utilizar mis plataformas para divulgar estas historias”. Esa historia no la cuento yo, sino ellos, yo simplemente me pongo a su disposición.

¿De dónde surge el interés por esta población?

Yo siempre he creído que son personas olvidadas por la sociedad. Pienso que hay una concepción errónea de que toda persona que está en la cárcel se tiene que “pudrir” ahí. Se nos olvida que las personas pueden cambiar, que muchas nunca tuvieron ni siquiera una oportunidad de educarse, de trabajar, de salir adelante. Yo dije: “Listo, hay que ayudarlas”, tiene que haber una forma de que las personas se den cuenta de que quienes están en una cárcel son seres humanos. Nadie, ni tú, ni yo, ni nadie en el mundo, está exento de equivocarse y terminar allá.

Usted es abogada penalista, ¿qué la llevó a estudiar esto?

Mi abuelo fue abogado y toda la vida fue notario. Yo lo iraba muchísimo, así que creo que mi decisión de estudiar Derecho surgió en parte por la iración y el cariño que le tenía. A lo largo de la carrera identifiqué que lo que me gustaba era el Derecho Penal. Hice una maestría en Derecho Penal en la Universidad Carlos III en Madrid y mi judicatura (la práctica que se hace al acabar la carrera) la hice en el grupo de prisiones de la Universidad de los Andes, que hoy en día son aliados en Latente. Siento que es una rama en la que uno puede ayudar a las personas que lo necesitan. Cuando cometes un delito o estás siendo investigado por la justicia, necesitas a alguien que defienda tus derechos, porque nadie más puede hacerlo si no es un abogado. Sin embargo, con el tiempo y la experiencia, me di cuenta de que no era tanto el derecho penal lo que me apasionaba, sino algo mucho más amplio: el tema social relacionado con las cárceles.

En esta primera temporada del pódcast, ¿hubo alguna historia que la haya conmovido más que las otras?

Hubo una de una señora llamada Rosalba, quien estuvo presa ocho años por un montaje judicial. Hablamos de lo duro que fue para ella, no solo estar en la cárcel por algo que no hizo, sino también lo difícil que fue para su entorno familiar aceptar que no la tendrían cerca por tanto tiempo. Eso me conmovió mucho, porque me imaginaba en esa situación y lo que más me dolía no era pensar en mí en un escenario así, sino imaginar lo que significaría para mis papás, mis hermanos y la gente que me rodea. O la de Camila Botero, cuya entrevista será la primera en publicarse. Cuenta su historia de amor y cómo mataron a su esposo enfrente de ella. Yo llevo seis años con mi pareja y me hizo pensar que no podría vivir si tuviera que ver a mi novio morir frente a mí. Todas las historias son valiosas y transformadoras. Uno logra conectar para reflexionar, no solo sobre la historia de ellas, sino sobre muchos aspectos de tu propia vida. Dependiendo de cada historia, uno se pregunta: ¿y si fuera mi mamá? ¿Si fuera mi hermano?

¿Cómo mantiene la compostura cuando trabaja en estos casos?

Yo soy una persona sensible, llorona y emocional, así que no ha sido fácil para mí, eso lo tengo que reconocer. Pero creo que, al mismo tiempo, uno debe mantener el profesionalismo y entender que la historia es de ellos, que quienes han vivido eso son ellos, no uno. Trato de mantener la compostura en las entrevistas, pero habrá momentos en los que me verán llorar o muy sentimental con lo que me están contando. Al final, también soy humana, también siento y tengo empatía por lo que les pasa a los demás.

Usted también es creadora de contenido…

Empecé a crear contenido porque mi mejor amiga, Chabe, ya lo hacía desde hace cuatro o cinco años. Muchas veces salía en sus videos, cuando íbamos a contar alguna historia, y ella me decía: “Aparezca en este video y contamos lo que nos pasó”. Y la gente empezó a comentar que debería abrir TikTok. Honestamente, me daba mucha pena. No era buena hablando en cámara y me decía que era incapaz. Hasta que un día, Chabe y mi novio, Camilo, me dijeron: “¿Qué es lo peor que puede pasar? Que a la gente no le guste. ¿Y lo mejor? Que se te abra un mundo de posibilidades.” Pensé: “El que no se arriesga...” Y me lancé. Empecé a crear contenido sobre cosas cotidianas, problemas con mi pareja, cosas chistosas, incluso me gusta bailar en TikTok. Es un contenido muy mío, pero hablaba muy poco de mi carrera y lo que había estudiado. Por eso, cuando publiqué “Latente”, mucha gente se sorprendió y preguntaron: “¿Cómo así que eres abogada? ¿Cómo así que te apasionan estos temas?”.

¿Cuál es su opinión sobre el sistema penitenciario colombiano?

Yo siempre he dicho, y después de visitar varias cárceles lo reafirmo: para mí, las cárceles son el infierno. Uno entra y realmente no puede creer lo que ve. El hacinamiento es terrible, las condiciones en las que viven generan angustia. Es un lugar muy complejo porque, sí, hay personas malas que merecen estar ahí, pero el problema más grande del sistema penitenciario en Colombia es que, según la norma, las cárceles existen para resocializar. Sin embargo, cuando entras a ese mundo, rodeado de corrupción y violencia, donde la única opción es sobrevivir, es muy difícil que alguien pueda realmente resocializarse. Hay muchos casos de personas que sí lo logran, pero es complicado y poco evidente porque no podemos esperar que una persona se reintegre a la sociedad en un entorno tan hostil y difícil.

Pablo Marín J.

Por Pablo Marín J.

Profesional en Creación Literaria. Escritor de cuentos y novelas de ciencia ficción. Apasionado del cine y guionista de varios cortometrajes.[email protected]
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