
Imagine el siguiente escenario: es el año 1830, Eugène Delacroix recién completó una pintura que se convertiría en una de sus obras más aclamadas: “La Libertad guiando al pueblo”. Los colores de esta pieza, que representó la Revolución de 1830 en contra del rey Carlos X, eran vibrantes cuando fue expuesta en el Salón de 1831. Para preservarlo, aplicaron una capa de barniz, luego otra y una más, hasta completar ocho capas cuya intención fue rescatar lo vívido de la paleta del artista, pero tuvieron el efecto contrario. El tiempo pasó y la obra...

Por Andrea Jaramillo Caro
