
Mi única visita al Vaticano en un viaje de turismo familiar fue una experiencia horrible, sufrimos eternas filas de ingreso para después ser arriados como ganado, y asfixiados entre hordas de turistas, no tuvimos la posibilidad de apreciar nada. Casi que estuve de acuerdo con mis hijos en lamentar no habernos quedado disfrutando de una pizza o un helado en los alrededores de la Santa Sede. Por suerte tenemos Google y maravillosas reproducciones de la pintura de los grandes artistas del Renacimiento, pero desafortunadamente ni las pantallas de...

Por Mauricio Nieto Olarte
