
CAPITULO I
Los hombres planta
Mientras permanecía en pie sobre el despeñadero de delante de mi casa en una clara y fría noche de principios de marzo, en 1886, con el noble Hudson fluyendo ante mi como el espectro silencioso y gris de un río muerto, sentí de nuevo la extraña e impulsante influencia del poderoso dios de la guerra, mi amado Marte, al que durante diez largos y tediosos años había implorado en vano, tendiéndole los brazos, que me llevase junto a mi perdido amor.
Jamás desde aquella otra noche de marzo de 1866, en que me...
Por Edgar Rice Burroughs / Especial para El Espectador
