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Menos granos: la siembra cae y el riesgo alimentario crece en Colombia

Granos como el trigo y el maíz disminuyeron su producción y área cultivada. Si hay menos alimentos, hay menos empleo rural y menos soberanía alimentaria.

20 de mayo de 2025 - 06:02 p. m.
Para el gremio, no hay condiciones ni garantías suficientes para que los agricultores puedan sembrar sin que el riesgo los devore.
Para el gremio, no hay condiciones ni garantías suficientes para que los agricultores puedan sembrar sin que el riesgo los devore.
Foto: Cortesía
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En los campos del país, siempre coloridos con cientos de cultivos, las áreas de siembra se redujeron en 2024. Los suelos fértiles están desaprovechándose, lo que podría generar un efecto dominó en los precios y la seguridad alimentaria, según la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce).

La caída se reflejó en el trigo, por ejemplo, que redujo su área sembrada en 48,8 % y su producción en 44,3 %. El maíz blanco, base de la dieta popular y alimento para la ganadería, disminuyó su volumen en 24,5 % y su extensión cultivada en 21,2 %.

Esto, por supuesto, viene con los trazos de tierra desamparada: menos alimentos, menos empleo rural, y menos calidad y soberanía alimentaria, pues aumentan las importaciones de un producto que tenemos a la mano.

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2024 fue un año de retroceso para los cultivos de cereales y leguminosas. Según Fenalce, casi todos los granos básicos presentaron caídas: el maíz amarillo bajó 8 % en producción y 19 % en área de siembra; el sorgo cayó 13,9 % y 10,1 %, respectivamente; el fríjol voluble y el haba también retrocedieron.

La única excepción fue el fríjol arbustivo que, aunque redujo su área de siembra, mejoró su productividad.

Pero hay un cóctel de motivos que se han fermentado durante años. Para el gremio, faltan políticas claras para garantizar precios justos al agricultor, el avance del cambio climático con temporadas cada vez más complejas y la falta de incentivos para una cadena de valor justa y competitiva.

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En el informe del DANE, en abril de 2025, la agricultura, ganadería y pesca tuvieron una variación de 11,5 % comparado con el cuarto mes del año pasado, según el Índice de Precios al Productor (IPP). Fue el rubro que más incrementó sus costos, muy por encima del 5,57 % de la industria y del 4,09 % de la variación anual total.

“Sabemos que Colombia cuenta con suficiente potencial productivo, pero cualquier iniciativa de transformación requiere cambios estructurales de parte no solo de los agricultores, sino de todos los actores indispensables para lograr una cadena de valor competitiva y sustentable”, insiste Arnulfo Trujillo, gerente general de Fenalce.

Para el gremio, no hay condiciones ni garantías suficientes para que los agricultores puedan sembrar sin que el riesgo los devore. Falta de voluntad política, en pocas palabras.

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Cifras clave de la siembra

En 2024, el país cultivó 236.450 hectáreas de maíz amarillo, que produjeron 1.040.723 toneladas, con un rendimiento promedio de 4,40 toneladas por hectárea. Aunque el número aún parece alto, en comparación con 2023 se sembraron 55.771 hectáreas menos y se produjeron 90.273 toneladas menos.

El maíz blanco, con 106.516 hectáreas y 448.859 toneladas, registró una caída de casi una cuarta parte en producción. En el caso del sorgo, apenas se alcanzaron 9.070 toneladas, 1.470 menos que el año anterior. La arveja, el fríjol y el haba también marcaron cifras negativas.

Las únicas señales verdes llegaron desde cultivos menos tradicionales para el país:

  • La cebada, con 3.760 hectáreas sembradas, aumentó su producción en 26,8 %, especialmente en Boyacá, Nariño y Cundinamarca.
  • La soya, con 18,9 % más hectáreas cultivadas que en 2023, mostró un renovado interés del sector, gracias a su uso en biocombustibles y alimentación animal.
  • La avena también creció 14,4 % en producción, aunque su peso en la canasta agrícola sigue siendo marginal.

Estos granos, si bien son un indicio de adaptación, no compensan la caída de los cultivos estratégicos.

Esto no se trata de cifras agrícolas ajenas a los consumidores. Cada hectárea es un paso atrás para un país que puede —y debería— alimentarse a sí mismo. Un país con climas, tierras y campesinos a la mano para aprovechar el potencial.

Según cifras del DANE, 84,1 % de las personas ocupadas en los centros poblados y el campo trabaja por fuera del sistema. Una ruralidad sin garantías.

Además, los precios internacionales volátiles y las cadenas de suministro en tensión por conflictos arancelarios también aprietan el margen de la dependencia en insumos básicos externos.

“La Federación viene haciendo grandes esfuerzos en la ejecución de los recursos de los fondos parafiscales, haciendo investigación, extensión y fortaleciendo las capacidades técnicas de los agricultores, pero los recursos no son suficientes para la gran necesidad de estos sectores”, señaló el gremio Fenalce.

A pesar del auge en el agro en el café y cultivo de frutas, el sector de los granos podría seguir llevando del bulto. Si la senda continúa más tiempo, la cosecha dará frutos en contra del bienestar alimentario del país.

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Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)20 de mayo de 2025 - 07:31 p. m.
Este gobierno tiene creciendo el agro a cifras históricas. Cuàl es la idea de estas cifras. A ver a ver
Jorge Vidal(30668)20 de mayo de 2025 - 07:17 p. m.
Cuál competitividad? Eso es un espejismo, cuando los productos agrícolas importados entran a nuestro país mucho más baratos fruto de los subsidios principalmente y de los tratados leoninos con el país del norte. Hace muchos años Colombia perdió su soberanía alimentaria.
Luis(97873)20 de mayo de 2025 - 06:24 p. m.
Imposible, si es la agricultura lo que más ha crecido en este gobierno, o es falsa esta noticia o son falsas las cifras, cual será?
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