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Desde Guanía a Bogotá, el Producto Interno Bruto (PIB) tuvo cambios positivos en cifras corrientes, es decir, en billones de pesos; sin embargo, las diferencias departamentales son palpables. Mientras en Guainía el PIB roza los $605.000 millones, el más bajo del país, en la capital cerró el año en $430 billones. Una cifra que no solo duplica la de Antioquia, el segundo en la lista, sino que subraya una verdad incómoda: el vértice de concentración y regiones en rezago (aunque crecen a mayor velocidad).
En el más reciente informe del Departamento istrativo Nacional de Estadística (DANE) se registró la cifra mágica del crecimiento económico del país: $1.706 billones medidos a precios corrientes, un salto de $134 billones frente al año anterior.
Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca, las tres economías más robustas, generaron casi la mitad de toda la riqueza del país. Si se les suma Santander, Cundinamarca y Atlántico, 67,71 % del PIB nacional se explica en solo seis regiones de las 33 posibles.
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Capitales en aceleración
Bogotá sigue siendo el músculo económico del país. Su PIB por habitante supera los $54 millones, muy por encima del promedio nacional de $32,4 millones, con una participación de 25,2 % sobre el total nacional. Además, lidera en diversificación: istración pública, salud, educación, actividades recreativas empujaron su crecimiento. Sin embargo, un pie en el freno: la industria manufacturera, golpeada, restó dinamismo con una caída de -2,4 %.
Departamento | PIB/habitante 2024 | Variación anual |
---|---|---|
Bogotá | 52,2 millones | 5 % |
Casanare | 49,6 millones | 3,1 % |
Meta | 47,8 millones | 0,6 % |
Nacional/promedio | 32,4 millones | 7,6 % |
Guainía | 10,5 millones | 7,1 % |
Vaupés | 9,8 millones | 8,8 % |
Vichada | 9,3 millones | 8,1 % |
Antioquia, por su parte, produjo $253,2 billones, equivalente a 14,8 % del PIB nacional. Su crecimiento fue de 2 %, ligeramente por encima del promedio del país (1,6 %). Aquí, la agricultura y la istración pública jalaron, mientras el comercio y la industria fueron moderados.
En el otro extremo aparecen Guainía y Vaupés, con PIBs de $605.000 y $472.000 millones respectivamente. Su producto por habitante, alrededor de $10 millones, es menos que una quinta parte del de Bogotá, pero creció con más fuerza frente a 2023.
En La Guajira fue el único departamento con reducción del PIB en precios corrientes, al pasar de $19,5 billones en 2023 a $17,6 billones en 2024, una caída de -9,75 %.
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Pero... ¿el crecimiento real fue similar?
En términos porcentuales, Arauca lidera con 3,7 % en 2024. Meta le sigue con 2,3 % y luego Antioquia (2 % y Bogotá (1,9 %). Pero más allá del ranking —valioso, a la larga— el crecimiento es bastante desigual.
El año pasado, 19 departamentos crecieron por encima del promedio nacional, sin embargo, hay 14 que no lo lograron, y entre ellos tres presentaron cifras rojas: La Guajira (-4,8 %), Cesar (-4,4 %) y San Andrés (-0,01 %).
Un descenso que, más allá de lo económico, tiene una alta decisión política y, por supuesto, efectos sociales.
Cabe recordar en La Guajira, por ejemplo, el declive en los proyectos energéticos y la sonada investigación contra la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
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Cada peso que deja de sumarse tiene un efecto dominó en lo que se invierte a futuro, y en gran medida, en la dependencia al Estado.
En contraste, Casanare y Meta, el petróleo sigue siendo el principal impulsor. Ambas regiones, con menos de un millón de habitantes cada una, presentan un PIB por habitante que compite con el de Bogotá: $49,6 millones y $47,8 millones, respectivamente.
Sin embargo, apenas aumentó entre $300.000 a $500.000 por habitante frente a 2023. En la capital, por su parte, subió $4,5 millones por habitante en 2024.
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Una economía centralizada en forma
La región Central —liderada por Antioquia y complementada por Tolima, Huila, Caldas, Risaralda, Quindío y Caquetá— produjo $399 billones, 23,4 % del PIB nacional. Aunque diversa en sectores y territorios, la realidad interna también está fragmentada. Mientras Medellín concentra inversiones e innovación, otras zonas aún luchan contra la informalidad y la precariedad estructural.
La actividad agrícola tuvo un repunte de 9,5 % en esa región. Un dato relevante, sí, pero que debe leerse con pinzas: en muchos casos, ese crecimiento obedece más a una base baja del año anterior que a una transformación productiva de fondo.
En términos macro, el PIB anual de 2024 varió 1,6 % frente al anémico 0,6 % de 2023.
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