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“El éxito no es definitivo; el fracaso no es fatal. Lo que realmente cuenta es tener valor para continuar”: Winston Churchill
La selección de Colombia de mayores enfrenta uno de los desafíos más grandes en su camino hacia el Mundial de 2026. Tras una Copa América que sembró ilusiones, el equipo ha tenido dificultades para recuperar su mejor versión futbolística. Las últimas dos jornadas de las eliminatorias dejaron un sabor amargo: tan solo un punto de seis posibles y una caída a la sexta posición en la tabla, un lugar que todavía permite soñar con la clasificación, pero que enciende las alarmas.
El fútbol no es solo técnica y táctica, es también mentalidad, físico y estrategia. En las jornadas FIFA, en las que el tiempo de preparación es limitado, estas variables juegan un papel crucial. Más que nunca, Colombia necesita un plan que trascienda lo visible para trabajar en lo intangible: la confianza, la mentalidad ganadora y la cohesión de un grupo que tiene el talento, pero que aún busca el camino hacia la victoria.
El obstáculo mental: superar el miedo a ganar
Cuatro partidos sin conocer la victoria no solo afectan las estadísticas, sino también la mente. El fútbol es un deporte de convicción, y esa convicción parece haberse diluido. Contra Paraguay, Colombia tuvo la oportunidad de sumar tres puntos, pero no supo manejar el partido ni mantener la ventaja obtenida. Faltó calma para controlar el balón, claridad para gestionar el ritmo del juego y, sobre todo, determinación para no temerle al éxito.
El liderazgo en la raya: un momento para reflexionar
El profesor Néstor Lorenzo no está solo. Cuenta con un cuerpo técnico cuya función no es únicamente asistirlo en las decisiones tácticas, sino también respaldarlo emocionalmente en los momentos más críticos desde la raya. La presión de liderar a un equipo en crisis puede nublar el juicio, y aquí es donde un soporte sólido se vuelve indispensable. Es un aspecto que merece revisión y fortalecimiento
El espejo de los jugadores: autocrítica y oportunidad
Los jugadores también tienen su cuota de responsabilidad. Algunos de ellos no han logrado brillar en los momentos clave, afectando el desempeño colectivo. La autocrítica es el primer paso hacia la mejora, y a veces, ceder el lugar a un compañero puede ser el revulsivo necesario para cambiar el destino de un partido. Flexibilidad mental, trabajo en equipo y un enfoque colectivo son la clave para recuperar el rumbo.
El llamado a la unidad y a la reflexión
Aún queda tiempo. La Selección Colombia sigue en modo clasificación, pero no puede permitirse más tropiezos. Este es el momento de una autocrítica profunda, de abrirse a nuevas perspectivas y de buscar asesorías externas si es necesario. El objetivo no es solo llegar al Mundial, sino hacerlo con el orgullo de haber encontrado el camino del buen fútbol, ese que siempre nos ha caracterizado y que inspira a toda una nación.
El sueño está vivo, pero requiere del esfuerzo conjunto de cuerpo técnico, jugadores y directivos. Colombia tiene el talento y el potencial, solo necesita creer, ajustar y dar el paso adelante.
¡Vamos, Selección! ¡El camino hacia la grandeza aún está al alcance de nuestros pies!
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