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Las declaraciones del máximo accionista del Unión Magdalena, Eduardo Dávila, han generado una fuerte ola de rechazo en el fútbol colombiano y de la opinión pública. En un pronunciamiento con el medio digital La Pesada del Deporte, Dávila afirmó: “Mientras esté a cargo de esto (el Unión Magdalena), no habrá fútbol femenino. No estoy de acuerdo. El fútbol no es un deporte para mujeres. Que jueguen tenis, vóleibol o dominó, pero fútbol no.”
El comentario, ampliamente difundido en redes sociales y medios, fue calificado como discriminatorio y misógino por organizaciones como la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (ACOLFUTPRO), que expresó su “absoluto rechazo” y advirtió que estas palabras atentan contra la dignidad de las futbolistas colombianas y obstaculizan los esfuerzos por consolidar una liga femenina profesional en condiciones de equidad.
“La afirmación del señor Dávila no solo desconoce la realidad del fútbol femenino en Colombia, sino que refuerza estigmas que durante años han limitado el desarrollo del deporte practicado por mujeres”, señaló ACOLFUTPRO en un comunicado.
El fútbol femenino colombiano ha logrado importantes avances en los últimos años. Jugadoras como Catalina Usme, Linda Caicedo y Mayra Ramírez, entre otras más, se han destacado en ligas internacionales y en competencias oficiales con la Selección Colombia. En palabras de Usme, referente del combinado nacional: “Sería poco prudente culpar a quienes siguen atrapados en 1950 sin entender que las mujeres llenamos estadios, demostrando que el talento no necesita permiso para pisar la cancha.”
Además, insistió en que: “Ni el fútbol ni el deporte femenino necesita validación de quienes aún no comprenden que el talento y la pasión no tienen género”.
La indignación por lo dicho por Dávila también ha revivido debates sobre el trato desigual hacia las futbolistas. En 2021, la Corte Constitucional obligó al accionista del Deportes Tolima, Gabriel Camargo, a retractarse por comentarios similares, tras una demanda por discriminación. Además, desde 2023, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) adelanta una investigación contra la Dimayor, la FCF y 29 clubes por presunta cartelización en la liga femenina, que habría impedido su desarrollo en igualdad de condiciones.
Pese a los avances, las futbolistas aún enfrentan brechas sustanciales. ACOLFUTPRO denuncia que aunque el reglamento permite inscribir hasta 30 jugadoras por equipo, solo es obligatorio firmar contrato con 15. A esto se suman cláusulas arbitrarias que condicionan la duración del contrato a la fase en la que el equipo quede eliminado.
“La discriminación no es un hecho aislado: es estructural, y requiere respuestas claras por parte de los dirigentes”, subraya el sindicato.
El rechazo a las declaraciones de Dávila ha sido contundente en distintos sectores. Las críticas no solo apuntan a su contenido, sino a lo que representan: una resistencia a reconocer que el fútbol femenino no solo es legítimo, sino una realidad creciente y con respaldo social y deportivo.
Para los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, por primera vez habrá más selecciones femeninas que masculinas en el torneo de fútbol. Para Usme, esto es una muestra clara de lo que ya es evidente: “el fútbol femenino es imparable” manifestó.
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