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Ha dejado buenas sensaciones la sub-20 que clasificó al mundial de Chile de septiembre. El título quedó lejos, se perdió toda opción faltando dos partidos y es verdad que la mejor manera de aprender a ganar es hacerlo desde esta categoría. No solo para acostumbrarse a ello, sino que probablemente varios de estos futbolistas se encontrarán con sus rivales cuando crezcan.
Pero clasificar a un mundial siempre será saludable. Desde que terminó la pandemia, Colombia ha clasificado a los dos y no es que sea normal ni fácil hacerlo. Fíjense que Uruguay, campeón del mundo, quedó eliminado. Pero lo más importante es lo que queda de cara al futuro y en esa materia diez jugadores de las últimas seis selecciones (la de 2023 es muy reciente) se han consolidado en la selección de mayores.
Juan Fernando Quintero y Borja son de la de 2013. Álvaro Montero, Dávinson Sánchez y Rafael Santos Borré son de 2015; Luis Díaz y Carlos Cuesta, de 2017; Kevin Mier y Luis Sinisterra, de 2019, y Yáser Asprilla y Jhon Durán, de 2023, se destacan, aunque este último no pudo estar en el mundial porque su equipo no lo prestó. Nada mal.
En esta oportunidad han quedado marcados para hacerles seguimiento jugadores como el delantero Néiser Villareal, el defensa central Simón García y el volante Jordan Barrera. Del primero, goleador del equipo, ya se dice que el Liverpool le puso el ojo.
También hay que destacar el trabajo del entrenador César Torres, que mostró un fútbol directo, decidido, veloz, práctico y vertical. Se nota que además hay unificación de conceptos con Néstor Lorenzo, entrenador del equipo mayor, que sigue muy de cerca este trabajo.
Se están haciendo las cosas bien de cara al futuro. Por supuesto que todo puede mejorar y ganar debe ser la consigna principal en cualquier actividad competitiva. Ya viene el mundial de Chile, una oportunidad enorme para hacer historia. Hay equipo.
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