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Desde que ingresan al parque Comfama Copacabana las sonrisas iluminan los rostros de toda la familia. Katherine Usquiano, quien trabaja para un agente de carga internacional, y Cristian Olarte, un trabajador independiente que istra una empresa de lavado de muebles y que es DJ los fines de semana, llegan con sus tres hijos —Cristóbal, de 11 años; Julieta, de 4, y Salvador, de 2— para vivir su plan favorito: pícnic, piscina y un día completo de unión.
En la granja del parque Cristóbal corre a alimentar a los animales, Julieta los imita entre risas y Salvador los observa con el asombro de quien los descubre por primera vez. Para la familia el domingo es sagrado: es tiempo de estar juntos, de mirarse sin pantallas de por medio y de fortalecer su lazo familiar.
Los dos padres tienen muy claro lo que disfrutan sus hijos, por eso siempre llevan las burbujas para que los niños corran tras ellas, una bicicleta pequeña en la que Salvador está aprendiendo a subirse y en la que cada vez corre más, y frutas para compartir a la hora del picnic, antes de que Julieta empiece a preguntar con emoción por el momento de ir a la piscina de las ballenitas para salpicarse en el agua, nadar y jugar con sus papás y sus hermanos.
Katherine y Cristian han aprendido a buscar opciones para sus hijos que no solo diviertan, sino que también eduquen, aporten a su desarrollo y los unan como familia, porque entre las jornadas laborales, las responsabilidades del hogar y las demandas de la vida moderna encontrar tiempo de calidad puede parecer una hazaña.
Al estar afiliados a Comfama, iniciaron una búsqueda para sacarles provecho a los beneficios que podían encontrar en la Caja. Cristóbal, a sus 11 años, es todo un apasionado por el teatro y la actuación, le encanta jugar a interpretar a diferentes personajes y crear universos llenos de aventuras. Con los cursos de teatro de Educación para la vida logró encontrar ese pasatiempo donde puede explorar su talento artístico.
Julieta y Salvador, además de estar en los preescolares de Comfama, están en clases de natación. Y sus papás, por su lado, saben la importancia de cuidarse a sí mismos y sacarle tiempo a lo que les gusta, por eso Cristian disfruta de clases de bachata y porro, mientras Katherine es parte del club de nadadores.
La historia de esta familia es solo una entre miles. En cada parque, cada sede y cada rincón de Comfama hay familias que, como ellos, le apuestan a estar juntas, a construir recuerdos y a vivir con alegría lo cotidiano.
Posibilidades en todas las etapas de vida
Desde la cultura, el empleo, la vivienda, el aprendizaje o el bienestar, Comfama es una red viva que camina junto a las personas en cada etapa de la vida. Una red que cuida, acompaña y abre puertas para que cada uno pueda trazar su propio camino y cumplir sus propósitos.
Ya sea a través de subsidios y créditos que hacen posible el sueño de un hogar propio, de espacios de escucha para cuidar la salud mental, de acompañamiento que conecta con nuevas oportunidades de empleo, de parques que invitan a jugar y salir de la rutina, de cursos para hacer nuevos amigos y desarrollar nuevas habilidades o de becas que iluminan el camino del aprendizaje, Comfama está ahí: creando condiciones para vivir con bienestar.
Y al final son esas pequeñas escenas las que reflejan el espíritu de Comfama: una familia que ríe mientras comparte un pícnic, niños que descubren el mundo con ojos curiosos y padres que encuentran espacios para recargar el alma. Como Katherine, Cristian y sus hijos, que han aprovechado su afiliación para pasar bueno, aprender, jugar, desarrollar sus habilidades y salir de la rutina.