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El proceso de paz urbana que se adelanta con las bandas criminales de Quibdó vuelve a tener cambios en su equipo negociador. En menos de dos meses, el espacio tuvo dos coordinadores delegados diferentes.
Brenda Rentería, quien el pasado 19 de marzo de 2025 fue nombrada como jefe de la delegación por parte del Gobierno en el espacio de diálogo sociojurídico, le confirmó a Colombia+20 que ya no hace parte de la coordinación del espacio y que presentó su renuncia a la Consejería, la cual se hizo efectiva hasta el 30 de abril.
Rentería asumió la coordinación del espacio en reemplazo del congresista David Racero, quien en ese contexto pasó a ser parte de la delegación, junto con el exsenador Luis Evelis Andrade.
Sin embargo, con la renuncia de Rentería, ahora será Andrade el delegado que continúa liderando el proceso hasta el momento. Así las cosas, el equipo está conformado únicamente por Andrade y por Racero, pues el congresista Pedro Baracutao también renunció al espacio meses atrás.
Las bandas urbanas siguen sin tregua formal
Las principales bandas criminales en Quibdó siguen sin una tregua formal en el espacio de diálogo luego de que el pasado 31 de marzo se venciera la medida entre “Los Mexicanos”, “Locos Yam”, “RPS”, “Los Z” y “Revolución Cabí”.
La tregua entre las cinco estructuras alcanzó a estar vigente durante tres meses, sin embargo, tras la no extensión de la medida, las bandas anunciaron que aunque no se llegó a un pacto formal, mantendrían en firme la tregua entre los grupos.
Ese pacto estaba enfocado en la no confrontación entre las cinco estructuras armadas e incluso resaltaron que la medida ayudó en su momento a disminuir la tasa de homicidios en Quibdó.
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Actualmente en ese espacio de paz urbana, el Gobierno adelanta diálogos con Los Mexicanos, Locos Yam y RPS. Mientras que los acercamientos con las bandas criminales “Los Z” y “Revolución Cabi” fueron autorizados por el Ejecutivo el 4 de diciembre.
A esta tregua y al mismo espacio de conversación se ha invitado en varias ocasiones a formar parte al Clan del Golfo, grupo armado con presencia en Quibdó y que viene amenazando el proceso con una avanzada militar en la región, pero no han respondido a la invitación.
La comunidad sigue esperando la paz
Ante los alivios que se habían conseguido, hay preocupación por la posibilidad de que el fin del alto al fuego eleve las tensiones entre las estructuras ilegales y genere escenarios de violencia. Aunque algunos representantes de las bandas han señalado su intención de evitar las confrontaciones, en Quibdó se mantiene la expectativa de que se llegue a buen puerto con la paz.
“En más de cuatro intentos se ha hecho la propuesta de la paz urbana. Este no es el primer conflicto que nosotros tenemos. Hemos visto que la voluntad existe, pero se dañan los procesos porque no se cumple con lo pactado. Somos los que estamos en el territorio pasando estos conflictos y las necesidades”, señaló un líder social y comunitario de la región.
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A la par del contexto de incertidumbre con el proceso de paz con bandas urbanas, las comunidades también se preocupan frente a la realidad de la disputa territorial entre el ELN y el Clan del Golfo.
“La ruptura de la mesa de diálogo del gobierno y el ELN ha generado grandes afectaciones. Por eso en el departamento del Chocó, dentro de las dinámicas violentas, tenemos que articular acciones que nos permitan disminuir las confrontaciones armadas y buscar estrategias de construcción de paz dentro del territorio”, añadió una lideresa.
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