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La petición del Gobierno de Gustavo Petro a Estados Unidos sobre la desclasificación de la información que tenga ese país sobre el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, no solo es coherente con la fijación que tiene el mandatario sobre conocer “toda la verdad” de la guerra en Colombia. También coincide con un debate que, entre otras, ha liderado la familia de Gaitán, sobre cuál es el inicio o desde dónde se empieza a narrar el conflicto armado del país.
Las caras visibles de esa bandera son la hija del asesinado candidato presidencial, Gloria Gaitán; y la nieta del caudillo, María Gaitán Valencia, hoy directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
Ambas, pero sobre todo esta última, han insistido en la necesidad de que el punto de partida para estudiar el conflicto armado sea el 9 de abril de 1948, día en el que ocurrió el magnicidio de Gaitán, que dio lugar al Bogotazo y posteriormente a la época que se ha denominado La Violencia. Ese periodo que va hasta mediados de la década de 1960 enmarca un oscuro capítulo de la guerra en Colombia con pugnas entre partidos que, según algunos estudios, dejaron cerca de 200.000 muertos.
“El país político le tiene mucho miedo a la verdad. Y ese miedo a la verdad nos ha llevado a no tener la posibilidad de hablar claramente de las causas, y para eso nos tenemos que remontar en el tiempo. Por eso estamos siendo tan agudos con la posibilidad de no marcar una fecha de inicio, sino de irnos hasta el momento que nos lleve la historia, hasta el momento que nos lleven los relatos, los documentos y la memoria”, dijo Gaitán Valencia a este diario en 2022 cuando asumió como directora del CNMH.
La mayoría de centros de estudios y organizaciones dedicadas a los temas de memoria en Colombia, incluido el CNMH e incluso el Informe Final de la Comisión de la Verdad, no toman como inicio del conflicto el episodio del 9 de abril, sino una fecha entre 1957 y 1958, en pleno surgimiento de las guerrillas en el país.
Varios historiadores con los que habló este diario afirman que no se trata de negarlos los hechos ocurridos antes de esa fecha, sino que, por un lado, es más difícil obtener registros de antes de 1958 y, por el otro, porque mucho de lo que sigue ocurriendo en el país sí tiene como origen la aparición de esos grupos armados.
No en pocas ocasiones, Gaitán Valencia ha denominado la no inclusión del magnicidio de su abuelo y los hechos siguientes como un “memoricidio”, que se refiere a una presunta intención de borrar registros históricos, elementos físicos y “el espíritu” de Jorge Eliécer Gaitán de la memoria colectiva del país.
Por eso no sorprende la inclusión de esta petición del Gobierno Petro y que conoció El Espectador, sobre la desclasificación de archivos que tengan que ver con el asesinato de Gaitán, que se suma a otras que ya ha hecho la Casa de Nariño sobre la toma del Palacio de Justicia y documentos del extinto Departamento istrativo de Seguridad (DAS).
El pedido formal, tal como lo contó este diario, contó con la gestión del embajador Daniel García-Peña, actual pareja de la directora Gaitán Valencia. La directora confirmó en entrevista con este diario que el requerimiento fue hecho por su familia al presidente Petro.
“Esa petición fue hecha por la familia Gaitán al presidente Gustavo Petro, de tal manera que se le ha solicitado a todos los gobiernos colombianos que la hagan desde hace ya varios, varios gobiernos. Pero esta es la primera vez que se acepta apoyarnos. La familia Gaitán, particularmente Gloria Gaitán, siempre ha solicitado a los gobiernos de Estados Unidos que desclasifiquen toda la información que tengan sobre Jorge Eliécer Gaitán, el gaitanismo y su asesinato. Porque a lo largo de los años nos ha llegado por distintos lugares información sobre la posible complicidad de la CIA y el FBI en el complot para asesinar a mi abuelo”, dijo María Gaitán.
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Las otras acciones de la directora Gaitán en el CNMH
Pero María Gaitán y su familia no solo han hecho este requerimiento formal al Gobierno, sino que la directora ha tomado algunas decisiones al interior del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) para incluir cambiar el punto de inicio del estudio de la violencia en Colombia.
En mayo del año pasado, este diario publicó un artículo que mostró cómo esa entidad modificó las bases de datos para incluir el magnicidio de su abuelo. Según la investigación hecha por Rutas del Conflicto, la entidad cambió la fecha de referencia que se había tenido hasta ahora para comenzar a registrar los hechos del conflicto armado a partir de 1944 y no desde 1958 como lo venía trabajando el mismo Centro y la Comisión de la Verdad.
Expertos señalaron en su momento que, aunque modificar el punto de partida para narrar el conflicto armado no está mal, hacerlo sin el debido rigor puede afectar la credibilidad, reputación y operatividad de la base de datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH. Además, afirmaron que esto puede llevar al público a concluir que el periodo previo a 1958 fue relativamente pacífico comparado con lo que vino después, no porque eso sea cierto, sino porque existen pocos datos registrados de dicha época.
En mayo de 2023, este diario también publicó dos reportajes en los que se daba cuenta de algunas acusaciones de trabajadores y exempleados del CNHM, organizaciones de víctimas y personas que han trabajado durante años los temas de memoria en el país en las que decían que María Gaitán se había enfocado en los primeros meses frente a la entidad de visibilizar eventos, iniciativas e investigaciones que privilegiaban el legado de su abuelo.
La politóloga María Emma Wills, quien trabajó en el CNMH como asesora de la Dirección General y coordinadora de pedagogía entre 2012 y 2018, explicó entonces a este diario que, aunque nadie duda del peso del asesinato de Gaitán en la historia de Colombia, “convertir su figura en el eje temático de todo lo que hace el CNMH es excluir otras memorias”.
A esos señalamientos, se sumó una pelea con la Comisión de la Verdad por su negativa de acoger las recomendaciones del Informe Final en el Museo Nacional de la Memoria, justamente por haber partido sus investigaciones desde 1958.
En varias entrevistas, Gaitán ha dicho que va a tener en cuenta el documento, pero que no lo va a divulgar como un documento concluyente. Según sus declaraciones a otros medios, esto se sustenta en el “memoricidio”.
En su momento, una persona que trabajó directamente en el Informe Final de la Comisión de la Verdad le dijo a Colombia+20 que Gaitán le había comunicado a los comisionados que ella elegiría qué aspectos del informe poner porque no está de acuerdo con el Informe.
“La razón que nos ha dado es que no está de acuerdo en que hayamos ubicado el origen del conflicto en 1956 y no en el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. La verdad es que la Comisión no definió el origen del conflicto, nosotros marcamos una fecha para profundizar la investigación. Ella dice que el informe es negacionista porque no reconoce ni investiga el ‘genocidio del gaitanismo’. A la comisión no le correspondía investigar ese tema y no había posibilidad de hacerlo porque no hay datos y esa es una tarea que no teníamos por qué asumir, no teníamos ese alcance”, dijo la fuente.
Gaitán Valencia le respondió entonces a este diario y dijo que no era cierto que haya dicho que no esté de acuerdo con el Informe Final de la Comisión de la Verdad. “Por el contrario, el CNMH está empeñado en seguir trabajando a partir de su aporte, ampliándolo con todas las voces y todas las memorias. El esclarecimiento de la verdad y la memoria no pueden ser procesos cerrados ni finitos, sino procesos en curso, mucho más en un país que aún no ha superado el conflicto armado”, dijo Gaitán.
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Al menos tres volúmenes del Informe Final exploran los orígenes del conflicto antes de 1956. El capítulo llamado No Matarás, relato histórico del conflicto armado, empieza en los años 20 y recuerda el impacto del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en la historia de Colombia.
Gaitán renuncia como delegada en proceso con Clan del Golfo
El mismo día en que se conoció la noticia de la petición de desclasificación de los archivos del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, este diario dio a conocer la renuncia de María Gaitán como delegada en el proceso con el Clan del Golfo, también conocido como AGC y autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia (EGC).
En una dura carta dirigida al comisionado de Paz, Otty Patiño, y que este diario conoció, Gaitán afirmó que no puede continuar desempeñando su rol en esos diálogos porque allí se está “mancillando” el nombre de su abuelo.
“Por convicción y principios me es imposible continuar siendo parte de un espacio donde se viene mancillando el legado de mi abuelo, Jorge Eliécer Gaitán, utilizando su nombre e imagen para reconocer al grupo ilegal con el que la Oficina del Comisionado de Paz pretende adelantar las conversaciones”, dice el documento.
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