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Había mucho en juego en el noveno lanzamiento de SpaceX, pero falló. ¿Qué sucedió?

Tras sus fracasos de enero y marzo, SpaceX, del magnate Elon Musk, envió otro cohete al espacio, pero volvió fallar. Perdieron el control de la nave y se desintegró. ¿Qué es lo que está pasando?

Kenneth Chang / The New York Times
28 de mayo de 2025 - 11:54 p. m.
Imagen del cohete Starship luego de despegar.
Imagen del cohete Starship luego de despegar.
Foto: EFE - SpaceX
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El gigantesco cohete Starship de Elon Musk se jugaba mucho en el noveno vuelo, luego de los fracasos en los vuelos de enero y marzo, que alteraron el transporte aéreo.

El más reciente vuelo del Starship de SpaceX, el cohete más grande y potente jamás construido, llegó hasta el espacio, pero no volvió a la Tierra.

El vehículo de la etapa superior avanzó por el espacio el martes, superando los vuelos de enero y marzo que acabaron en explosiones y lluvias de escombros sobre el océano Atlántico. Sin embargo, a mitad de su viaje sin tripulación la nave sufrió una fuga de propulsor. Eso hizo que empezara a girar sin control. El vehículo Starship utilizado en el vuelo de prueba no pudo sobrevivir al intenso calor, y se desintegró al caer de nuevo a la atmósfera.

Por diseño, los restos cayeron en el océano Índico, lejos de zonas habitadas por personas.

Esto es señal de que los ingenieros de SpaceX aún tienen mucho trabajo que hacer con la Starship, especialmente con el vehículo de la etapa superior, antes de que la nave pueda reutilizarse con frecuencia, algo necesario para hacer realidad la visión de Elon Musk, quien fundó la empresa para enviar algún día personas a Marte.

Varias pruebas que SpaceX había previsto realizar durante este vuelo, el noveno, no se llevaron a cabo.

Unas horas antes del lanzamiento, Musk dijo a Tim Dodd, periodista espacial que presenta el pódcast de video Everyday Astronaut, que “por mucho, lo más importante” era el reingreso del vuelo de prueba. La protección térmica de la parte inferior de la nave incluía diversas variaciones para ver qué podía funcionar mejor.

“Todo depende de las losetas”, dijo Musk.

Como la nave ya estaba girando, esos datos no se rgistraron, y habrá que volver a intentar las pruebas en el próximo vuelo.

No obstante, hubo progresos durante el vuelo, que despegó de Starbase, Texas, hacia las 7:37 p. m., hora del Este.

La empresa parece haber solucionado los problemas que provocaron la explosión de la nave espacial durante el ascenso de los dos vuelos de prueba anteriores.

“La Starship ha llegado al apagado programado del motor de la nave, ¡una gran mejora respecto al último vuelo!”, escribió Musk en X tras finalizar el vuelo. “Además, no hubo pérdidas significativas de las losetas térmicas del escudo térmico durante el ascenso. Las fugas provocaron la pérdida de presión del tanque principal durante la fase de crucero y reingreso”.

En la misión también voló un propulsor que se había utilizado para un vuelo de prueba anterior en enero, un avance importante hacia la demostración de un cohete que puede volar una y otra vez.

Pero también fue un logro incompleto. Aunque el propulsor Super Heavy reutilizado funcionó en el ascenso, se perdió cuando se encendieron tres motores para simular un aterrizaje sobre el golfo de México. Sin embargo, SpaceX estaba realizando varias pruebas para forzar el rendimiento del propulsor, lo que sugiere que el resultado podría no haber sido un gran contratiempo”.

Musk tenía previsto pronunciar una conferencia el martes, antes del lanzamiento, titulada “El camino para hacer la vida interplanetaria”. Pero unos minutos después de su inicio, anunció que se posponía hasta después del vuelo de prueba.

Después del vuelo de prueba no hizo mención alguna.

En su mensaje de X posterior al lanzamiento, dijo que los tres siguientes vuelos de prueba de la Starship se realizarían a un ritmo más rápido, uno cada tres o cuatro semanas.

(Lea Muestran por primera vez imágenes del impacto de pesca de arrastre en tiempo real)

Musk suele establecer calendarios poco realistas, y el progreso de la Starship ha sido más lento de lo que prometió. SpaceX va a proporcionar la Starship como módulo lunar para Artemis III, la misión de la NASA que llevará astronautas de nuevo a la superficie de la Luna dentro de un par de años. Ese contrato está valorado en varios miles de millones de dólares, pero Musk no parece especialmente entusiasmado con él.

Durante su conversación con Dodd, Musk describió los objetivos del programa Artemis, creado durante el primer gobierno del presidente Trump, como “objetivamente débiles”.

“Deberíamos hacer una base en la Luna o enviar gente a Marte”, dijo Musk.

Como parte de sus objetivos en Marte, Elon Musk ha dicho que la empresa enviaría allí unas cinco Starship el año que viene, sin astronautas, pero con robots Optimus construidos por su empresa de coches eléctricos, Tesla.

Tanto el plan lunar como el de Marte requieren grandes avances que aún no se han intentado, como lanzamientos múltiples en rápida sucesión y transferencia de propulsores de una Starship a otra.

¿Qué ocurrió durante los vuelos 7 y 8?

SpaceX se enorgullece de su enfoque de “fallar rápido y reparar rápido” en el diseño de cohetes, por lo que no es sorprendente que ninguno de los ocho vuelos de prueba realizados hasta ahora haya funcionado a la perfección. Pero los dos últimos —el vuelo 7, de enero, y el vuelo 8, de marzo— fueron más decepcionantes. No lograron repetir los éxitos de los vuelos de prueba anteriores.

En ambos vuelos, los vehículos de la etapa superior, conocidos como Starships, explotaron durante el ascenso. Las lluvias de escombros que cayeron sobre el océano Atlántico sorprendieron a los observadores del cielo en los países del Caribe y Florida, e interrumpieron el tráfico aéreo en la región. No hubo heridos.

En cambio, los vehículos utilizados en los vuelos cuatro, cinco y seis llegaron al espacio, dieron media vuelta al mundo, sobrevivieron a la reentrada en la atmósfera y simularon aterrizajes en el océano Índico.

En los vuelos 7 y 8, ambas explosiones se produjeron más o menos en el mismo momento del vuelo, justo antes de que se apagaran los motores de la segunda etapa. Pero las causas fueron “claramente diferentes”, dijo SpaceX la semana pasada.

Para el séptimo vuelo, SpaceX dijo que la causa probable habían sido oscilaciones rítmicas más fuertes de lo esperado. Las vibraciones provocaron fugas de propulsor que se incendiaron.

SpaceX dijo que en el octavo vuelo funcionaron las correcciones destinadas a amortiguar las vibraciones.

Sin embargo, durante el octavo vuelo, se vio un destello cerca de la parte inferior del vehículo de la segunda etapa, cerca de uno de los motores centrales. Luego ese motor falló. Después se apagaron otros tres motores y SpaceX perdió el control del vehículo unos nueve minutos y medio después del lanzamiento.

SpaceX dijo que la causa más probable era un fallo de hardware en uno de los motores “que provocó una agitación inadvertida del propulsor y su ignición”.

Mientras que los vehículos de la etapa superior fallaron en los dos últimos lanzamientos, los gigantescos propulsores de la primera etapa, conocidos como Super Heavy, regresaron con éxito al lugar de lanzamiento, donde fueron atrapados en el aire por unos gigantescos brazos mecánicos.

¿Qué fue diferente en este lanzamiento?

En este lanzamiento se intentaron realizar pruebas que se habían dejado sin hacer en los dos vuelos anteriores. Entre ellas, el despliegue de simuladores de los satélites de internet de nueva generación Starlink de SpaceX. Sin embargo, la puerta de la carga útil no se abrió antes de que la nave empezara a girar, y los simuladores permanecieron dentro de la nave.

En vuelos anteriores, el propulsor Super Heavy del vehículo regresó al lugar de lanzamiento y fue atrapado por un par de brazos mecánicos. Esta vez, SpaceX tenía un plan diferente y más ambicioso: volvió a lanzar el propulsor del séptimo vuelo, con la esperanza de demostrar que su diseño es, efectivamente, reutilizable.

También probó si aún podía realizar una maniobra de aterrizaje si uno de los motores centrales se apagaba y había que utilizar otro motor. Este es el momento del vuelo en el que falló el propulsor.

El cohete se desintegró sobre el golfo de México.

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Por Kenneth Chang / The New York Times

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