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El legado ambiental de Sebastião Salgado, el fotógrafo brasileño que retrató la Amazonía

Sebastião Salgado, icónico fotógrafo brasileño reconocido mundialmente por sus poderosas imágenes en blanco y negro que retrataron la vida humana y la naturaleza, falleció este viernes, confirmó el Instituto Terra, organización ambiental que él y su esposa fundaron.

23 de mayo de 2025 - 04:19 p. m.
Fotografía de la exposición 'Amazonía', del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado este jueves, en el Museo Nacional de Antropología, en Ciudad de México (México), en febrero de este año.  EFE/ Isaac Esquivel
Fotografía de la exposición 'Amazonía', del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado este jueves, en el Museo Nacional de Antropología, en Ciudad de México (México), en febrero de este año. EFE/ Isaac Esquivel
Foto: EFE - Isaac Esquivel
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Este viernes se conoció la muerte de Sebastião Salgado, un reconocido fotógrafo brasileño, nacido en 1944 y considerado uno de los más importantes fotógrafos contemporáneos a nivel mundial, famoso por sus fotografías en blanco y negro que documentaron temas sociales, humanitarios y ambientales, especialmente de la selva Amazónica. Salgado fue fundamental para que a principios de los años 2000 la mirada del mundo se dirigiera hacia la Amazonía no solo como un pulmón verde amenazado, sino como un territorio habitado por pueblos con culturas milenarias y una relación con la naturaleza.

A través de su lente, el fotógrafo visibilizó comunidades indígenas que durante décadas habían permanecido invisibles. Su obra Amazônia (2021), resultado de casi una década de trabajo, se ha posicionado en poco tiempo como una de las obras visuales más relevantes y atemporales para entender la urgencia de proteger uno de los ecosistemas más vitales del planeta. “El paraíso terrestre existe y es la Amazonia”, dijo en una entrevista con Confabulario, el suplemento cultural de El Universal (México). Allí contaba que la visión de sus fotografías muestran una “Amazonia viva, con la selva, con las comunidades indígenas, no de la Amazonia muerta, destruida por los fuegos, por la gente, la urbanizada”.

“Sebastião fue mucho más que uno de los mayores fotógrafos de nuestro tiempo. Junto a su compañera de vida, Lélia Deluiz Wanick Salgado, sembró esperanza donde había devastación e hizo florecer la idea de que la restauración ambiental es también un acto profundo de amor por la humanidad. Su lente reveló el mundo y sus contradicciones; su vida, el poder de la acción transformadora”, señaló en sus redes sociales el Instituto Terra, una organización que fundó junto a su esposa y que dedicó a la restauración ambiental en Brasil, enfocándose en la reforestación y conservación del ecosistema local.

A lo largo de su carrera, Salgado trabajó en proyectos que mostraron la vida de comunidades indígenas, trabajadores migrantes y refugiados. Su trabajo no solo destaca por su valor artístico, sino también por su compromiso con causas sociales y ambientales. En 1986, publicó el libro Otras Américas, que reúne años de trabajo fotográfico dedicado a diversos países de Latinoamérica. Durante siete años, Salgado viajó por la región africana del Sahel, una zona marcada por la sequía y el hambre, en colaboración con la organización Médicos sin Fronteras. Las imágenes capturadas en este periodo fueron exhibidas en varias exposiciones y recogidas en dos libros, mostrando la dura realidad de esas comunidades.

A partir de 1986 y durante seis años, Salgado se embarcó en uno de sus proyectos más emblemáticos: fotografiar a personas trabajando en distintas partes del mundo. Este esfuerzo culminó en 1993 con la publicación del libro Workers, una obra que retrata con “profundidad y respeto”, según la Fundación Princesa de Asturias, la dignidad del trabajo humano. Entre 1994 y 1999, centró su atención en los movimientos migratorios globales. A través de esta investigación, documentó la vida de millones de personas desplazadas por guerras, revoluciones, opresión política o la búsqueda de mejores condiciones de vida en las ciudades. Esta serie se publicó en dos libros: Migraciones y Retratos.

En 2004, Salgado inició el ambicioso proyecto Génesis, una serie de fotografías que muestran paisajes naturales y humanos en estado puro alrededor del mundo. El objetivo era capturar la belleza intacta de la naturaleza y la humanidad antes de que fueran alteradas por la modernidad. En 2013, este trabajo se compiló en el libro homónimo.

“En este momento de duelo, expresamos nuestra solidaridad con Lélia, sus hijos Juliano y Rodrigo, sus nietos Flávio y Nara, y con todos los familiares y amigos que comparten con nosotros el dolor de esta enorme pérdida. Seguiremos honrando su legado, cultivando la tierra, la justicia y la belleza que él tanto creyó posible restaurar”, dice su fundación.

Durante casi una década, Salgado se internó en lo más profundo del bosque tropical para documentar la majestuosidad de la Amazonía y la vida de los pueblos indígenas que lo habitan. De esa inmersión nació Amazônia, uno de sus grandes proyectos fotográficos, en el que combinó arte, activismo y respeto por la naturaleza. Convivió con comunidades como los Yanomami, Yawanawá, Suruwahá y Zo’é, entre muchas otras. A través de su lente, capturó imágenes de enorme belleza y fuerza estética, pero también una denuncia: la destrucción de la Amazonía y la desaparición de culturas, formas de vida y conocimientos.

“En la selva Amazonia, hay en torno de 114 grupos que nunca han sido ados, que son la prehistoria de la humanidad, que viven aislados todavía. Y hay otros grupos que han sido ados, pero que viven de una forma muy aislada; yo trabajé con algunos de estos grupos ya ados. Es realmente un encuentro con nuestro pasado, es un privilegio; la prehistoria de la humanidad existe dentro de la selva Amazonia. Somos nosotros mismos, es el Homo sapiens en su inicio", recordaba Salgado en Confabulario.

Fue miembro honorífico de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias y Comendador de la Orden de Río Branco, doctor honoris causa por la Universidad de Evora (Portugal), la New School University (Nueva York), el Art Institute of Boston y la Universidad de Nottingham (Reino Unido). Además, recibió numerosos reconocimientos, entre ellos, el Eugene Smith de Fotografía Humanitaria (EE.UU, 1982); el Premio Oskar Barnack (Alemania) en 1985 y 1992; el Rey de España de Periodismo (1988); el Premio Erna y Víctor Hasselblad (Suecia, 1989); el Gran Premio Nacional del Ministerio de Cultura francés (1994), la Medalla de Oro de la Real Sociedad Británica de Fotografía, el Prêmio Muriqui del Consejo Nacional de Reserva de la Biosfera de Mata Atlântica (Brasil, 2000), el Premios International de la Photographic Society of Japan (Tokyo, 2003) y el Lifetime Achievement Award, de la North American Nature Photography Association (EE.UU., 2010).

“Se dijo que yo hacía estética de la miseria. ¡Y una mierda! Fotografío mi mundo”, dijo el brasileño en otra entrevista con El País Semanal, en 2019. “Soy una persona del Tercer Mundo. Conozco África como las líneas de mi mano porque hace solo 150 millones de años África y América eran el mismo continente”. Allí también contó que había elegido fotografiar en blanco y negro para que los colores no fueron distractores. “La fotografía en color acentúa los colores, y eso me distraía. Con el blanco, el negro y el gris no me pasaba”.

Instituto Terra, su proyecto más ambicioso

“Nacimos de un sueño. Por Lélia Wanick y Sebastião Salgado, quienes en 1998 decidieron restaurar el bosque en la antigua finca de la familia. Hasta el día de hoy, al plantar árboles, hemos restaurado la biodiversidad de la Mata Atlántica y promovido el Desarrollo Rural Sostenible en la Cuenca del Río Doce”, se lee en la página de inicio del que quizá fue el proyecto más importante de Salgado: el Instituto Terra. Aunque ubicado fuera de la Amazonía, este proyecto de reforestación y educación ambiental se convirtió en un ejemplo global de cómo es posible devolver la vida a un ecosistema devastado. Esa experiencia fue clave para sustentar el mensaje de Amazônia: la selva puede y debe ser protegida.

En mayo de 2020, Salgado y su esposa Lélia Wanick lideraron una iniciativa global al firmar, junto a más de 60 destacadas personalidades de la cultura mundial (incluyendo a Brad Pitt, Meryl Streep y Paul McCartney), un manifiesto que exigía al gobierno brasileño la protección sanitaria inmediata de las comunidades indígenas del Amazonas frente a la pandemia de covid-19. La solicitud alertaba sobre el riesgo de genocidio debido a la vulnerabilidad de estos pueblos a enfermedades externas y a la creciente invasión de sus territorios por parte de mineros y madereros ilegales, lo que exacerbaba el peligro de contagio. El llamado buscaba presionar a las autoridades brasileñas para que actuaran decisivamente ante la inacción gubernamental y evitar una catástrofe humanitaria.

“El peligro de la destrucción de la comunidad indígena es la destrucción de la Amazonia”, resumía en su entrevista con Confabulario. “Si podemos proteger la Amazonia, si podemos integrar el ecosistema dentro de un sistema planetario; si podemos integrar no sólo la comunidad de los indígenas, sino las comunidades de no indígenas que viven a la orilla de los ríos de la Amazonia –que son grupos que entraron ahí desde el inicio del siglo pasado para recolectar el caucho— entonces hay una posibilidad de integrar todo esto en un sistema económico que pueda hacer que ellos vivan con dignidad y que no se destruya el ecosistema. Con la protección del ecosistema protegemos a todas las comunidades indígenas; las dos cosas van juntas".

*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

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Silvia La Rotta(01828)23 de mayo de 2025 - 07:02 p. m.
El documental "La sal de la tierra de Win Wnders" es maravilloso para conocer la obra y pensamiento de Salgado. Gran ser humano el que se fue.
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