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Justamente por estas fechas, pero hace 10 años, en gran parte del mundo se reportaba con asombro la repentina muerte de más de 200.000 antílopes saiga en Kazajistán, un enorme país en Asia Central que limita con el sur occidente de Rusia. Las noticias, incluso, llegaron hasta nuestro país.
El evento de mortalidad masiva (EMM, como se conoce en términos más técnicos), no era menor. En el lapso de tres semanas, más del 60 % de la población mundial de esta especie había muerto.
Mientras los científicos iniciaban sus investigaciones para determinar las causas de la masiva mortalidad de estos antílopes, cuya principal característica recae en su enorme y jorobada nariz, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), decidía cambiar el estado de conservación de esta especie a “En Peligro Crítico”, la categoría previa a “Extinto en Estado Silvestre”.
Las primeras respuestas a este extraño fenómeno empezaron a aparecer un par de años después. En enero de 2018, por ejemplo, un grupo de científicos de la Universidad de Londres publicó en la revista académica Science Advances, los resultados de una investigación multidisciplinar e internacional.
En ella, confirmaron que muchos y distintos factores contribuyeron al “extraordinario fenómeno”. En particular, destacaron, “factores climáticos como el aumento de la humedad y de la temperatura del aire en los días previos a las muertes desencadenaron una invasión bacteriana oportunista del torrente sanguíneo, causando septicemia”, es decir, envenenamiento en la sangre. La bacteria que causó la masiva mortandad fue la Pasteurella multocida.
Para el año en el que se publicó el estudio de la Universidad de Londres, en Kazajistán se avanzaba con un ambicioso plan para conservar a esta especie, que hace miles de años caminó juntó a rinocerontes lanudos y mamuts. Los esfuerzos dieron resultados.
Hace unos años, la UICN adelantó una reevaluación de la especie para conocer su estado. Las cifras en Kazajistán, donde se distribuye el 98 % de la población de la saiga, apuntaba una “recuperación drástica”, al aumentar la población más 1.100 % entre 2015 y 2022. Con estos datos en mano, la Unión decidió reclasificar a la saiga como “Casi Amenazado”.
Actualmente, se estima que hay más de cuatro millones de saigas en Kazajistán y, según una rueda de prensa llevada a cabo esta semana por el gobierno de este país, se están convirtiendo en un problema, sobre todo para los agricultores.
De acuerdo con varios medios de comunicación estatales, en declaraciones recogidas por la AFP, el viceministro de Ecología de Kazajistán anunció que el país autorizará la caza de este antílope, debido “al rápido crecimiento de su población”, lo que ha llevado a las “quejas de los agricultores”.
Según reportó la agencia de noticias, un portavoz de esa cartera ministerial señaló que, con base en investigaciones científicas, “es posible eliminar hasta el 20 % de la población total sin perjudicar la especie”.
Pese al anuncio, el portavoz aclaró que todavía están analizando el número exacto de animales que se permitirá cazar, así como la fecha de inicio de la medida.
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